Si manifiesta bondad, amor, tierna consideración por sus alumnos, cosechará de ellos lo mismo como respuesta. Si los maestros son severos, criticones, altivos, insensibles a los sentimientos de otros, recibirán lo mismo como reacción. Un hombre que desea conservar su respeto propio y dignidad debe ser cuidadoso de no sacrificar el respeto y la dignidad de los demás. Esta regla debería ser sagradamente observada hacia los más simples, los menores y los alumnos que más se equivocan.
Lo que Dios hará con estos jóvenes aparentemente sin posibilidades usted no lo sabe. Dios ha aceptado y escogido, en el pasado, a personas precisamente como ellos para hacer una gran obra para él. Su Espíritu, obrando en el corazón, ha servido como una batería eléctrica, despertando las facultades aparentemente dormidas a una acción poderosa y perseverante. El Señor vio en estas piedras ásperas, sin interés y sin pulir, el metal precioso que soportará la prueba de la tormenta y la tempestad y la fiera prueba del fuego. Dios no mira lo que el hombre mira, Dios no juzga como el hombre juzga: él escudriña el corazón.—Manuscrito 2, 1881.
CÓMO TRATAR CON EL ESTUDIANTE LENTO
Los maestros deben considerar que están tratando con niños, no con hombres y mujeres. Son niños que tienen todo por aprender, y aprender es mucho más difícil para algunos que para otros. El alumno lento necesita más motivación de la que recibe. Si se pone sobre estas mentes diferentes a maestros a quienes por naturaleza les gusta mandar y dictar y engrandecerse por su autoridad, quienes tratan con parcialidad y tienen favoritos por quienes muestran preferencias mientras tratan a otros con rigor y severidad, se creará un estado de confusión y de insubordinación. Fundamentals of Christian Education, 269, 270 (1893).
LA ATMÓSFERA DEL AULA AFECTA A LOS ESTUDIANTES
La vida religiosa de muchos profesos cristianos es tal que muestra que no son cristianos […]. Sus propios rasgos de carácter heredados y cultivados son consentidos como cualidades preciosas cuando son mortales en su influencia sobre otras mentes. En palabras sencillas y claras: caminan a la luz de sus propias chispas. Tienen una religión que está sujeta a las circunstancias y controlada por ellas.
Si todo sucede como les agrada y no hay circunstancias irritantes que hagan aflorar la naturaleza no sometida y no semejante a Cristo, son condescendientes y agradables y aun muy atractivos. Cuando hay cosas que ocurren en la familia o en su asociación con otros que perturban su paz y provocan su mal genio, si pusieran todas las circunstancias ante Dios y perseveraran en sus pedidos de gracia antes de comenzar su tarea diaria como maestros, y si conocieran por sí mismos el poder y la gracia y el amor de Cristo morando en sus corazones antes de comenzar sus labores, los ángeles del cielo entrarían con ellos a la sala de clases. Pero si entran al aula con un espíritu turbado e irritado, la atmósfera moral que rodea sus almas estará dejando una impresión sobre los niños que están bajo su cuidado, y en lugar de estar capacitados para instruirlos, necesitan que alguien les enseñe las lecciones de Jesucristo.—Fundamentals of Christian Education, 265, 266 (1893).