«Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense!» (Filipenses 4: 4, NVI).
«No digo esto porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho en cualquier situación en que me encuentre. Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Filipenses 4: 11-13, NVI).
«Siempre que oramos por ustedes, damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues hemos recibido noticias de su fe en Cristo Jesús y del amor que tienen por todos los santos a causa de la esperanza reservada para ustedes en el cielo […] con tal de que se mantengan firmes en la fe, bien cimentados y estables, sin abandonar la esperanza que ofrece el evangelio. Este es el evangelio que ustedes oyeron y que ha sido proclamado en toda la creación debajo del cielo» (Colosenses 1: 3-5, 23, NVI).
«Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él» (Colosenses 3: 17, NVI).
«Al mismo tiempo, intercedan por nosotros a fin de que Dios nos abra las puertas para proclamar la palabra, el misterio de Cristo por el cual estoy preso» (Colosenses 4: 3, NVI).
PUNTOS DE VISTA
«Querido amigo, mientras usted está leyendo estas palabras, Dios es el que hace que sus pulmones sigan respirando y que su corazón siga latiendo. Él lo ama tanto que entregó su vida hasta la muerte antes de verlo perecer. Él le ofrece llevarlo de regreso a un lugar donde ya no habrá más pecado, ni angustia, ni sufrimiento, ni muerte o tristeza. Será ese un lugar donde la vida será eterna, y estará rodeada de las bendiciones y los placeres también eternos (Apocalipsis 21: 4). Ahora bien, aunque todo esto es verdad, nada es más importante que conocerlo y prepararse, tanto usted como los que lo rodean, para su regreso. Si esto no fuera así, entonces ninguna otra cosa tendría importancia alguna». —Doug Batchelor, To See the King, Seven Steps to Salvation [Ver al Rey, siete pasos para la salvación], p. 92
APLÍCALA A TU VIDA
José siempre se condujo como un hijo de Dios, aun ante la adversidad. Él jamás procuró vengarse de los que le habían hecho mal. Potifar se sintió tan impresionado por la manera en que José se conducía que puso a este joven, que no era más que un esclavo, a cargo de toda su casa. Cuando José fue falsamente acusado y arrojado en prisión, aun el jefe de los carceleros se dio cuenta de su buena conducta y le encomendó que se encargará de todos los demás prisioneros. La buena reputación de José dio sus frutos, hasta el punto de que llegó a ser gobernante de todo Egipto, segundo después del Faraón (lee la historia de José en Génesis 39: 1-23; 41: 37-40).
Lección de Escuela Sabática para Jóvenes.
2do. Trimestre 2022 “HISTORIAS DE SOBREVIVIENTES”
Lección 7: «UN BUEN INFORME»
Colaboradores: Karla González & Gisela Barbosa