Consideremos la fuerza de la herencia, la influencia de las malas compañías, el poder de los malos hábitos. ¿Qué tiene de extraño que bajo semejantes influencias muchos se degraden? ¿Debe sorprendernos que no se apresuren a corresponder a los esfuerzos que se hacen para levantarlos?—El Ministerio de Curación, 125, 126 (1905).
LOS NIÑOS A MENUDO HEREDAN LAS TENDENCIAS DE LOS PADRES
Generalmente los niños heredan la disposición y las tendencias de sus padres, e imitan su ejemplo; de manera que los pecados de los padres son cometidos por los hijos de generación en generación. Así la vileza y la irreverencia de Cam se reprodujeron en su descendencia y le acarrearon maldición durante muchas generaciones […]. Por otro lado, ¡cuán ricamente fue premiado el respeto de Sem hacia su padre; y que ilustre serie de hombres santos se ve en su descendencia!—Historia de los Patriarcas y Profetas, 111 (1890).
LAS MADRES DEBIERAN INFORMARSE EN CUANTO A LAS LEYES DE LA HERENCIA
Si las madres pertenecientes a generaciones pasadas se hubieran informado sobre las leyes de su organismo, habrían comprendido que sus fuerzas físicas tanto como su tono moral y sus facultades mentales, estarían representadas en gran medida en sus hijos. Su ignorancia sobre este tema, que tiene tantas implicaciones, es criminal.—Mensajes Selectos 2:495 (1865).