«Honra a tu padre y a tu madre, para que vivas una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios». Éxodo 20:12.
Este es el único mandamiento que incluye una promesa, una recompensa. Seguramente esta se cumplió en la vida de Matusalén. Fue el hombre más longevo, alcanzó a cumplir 969 años. ¡Cuántas velitas encendidas en esa torta! Nunca en la historia un hombre vivió más que él.
¿Quién fue el padre de Matusalén? La Biblia lo dice en Génesis 5. Abre tu Biblia y descúbrelo. Fue Enoc. Matusalén honró a su padre Enoc. De este hombre se dice poco; pero sí que era tan amigo de Dios que «un día desapareció porque Dios se lo llevó» (Génesis 5: 24).
Lo bonito es que Matusalén disfrutó a su padre durante ¡trescientos años! Enoc vivió en la tierra 365 años. Un año por cada día de un año. Parece un juego de palabras, pero piénsalo detenidamente. Me pregunto cuándo se hizo tan amigo y confidente de Dios. ¿Sobre qué charlarían Enoc y Dios? ¿Hablarían sobre el Mesías que los salvaría del pecado? ¿Le habrá contado Enoc a Matusalén sus charlas con Dios? Quiero pensar que sí. Pues deduzco que ese hijo honró tanto a ese padre porque lo admiraba y quería ser como él, un hijo fiel de Dios. Los días de Enoc fueron numerosos en la tierra; y ahora ya está gozando la eternidad con Jesús.
Me encantan las historias de hijos que honran a sus padres. Cuando hay amor verdadero, obedecer a nuestros progenitores no es cansador ni se hace por obligación, es un placer y un privilegio. ¿Amas a mamá y a papá? ¿Los honras con tu conducta?
Escuché la siguiente historia cuando era pequeña. Antes de morir en manos de sus enemigos, un rey le dijo a su hijo adolescente que siempre debía conducirse como hijo del rey. Al quedar solo nuestro príncipe no fue tratado como tal. Aunque era prisionero, y tenía que hacer las tareas más duras y a veces denigrantes, nadie pudo ver nunca un rasgo de carácter que lo rebajara o rebajara lo que le había prometido a su padre: conducirse como un príncipe. Siempre actuó con integridad, honradez, respeto y amabilidad, aun con quienes no lo merecían.
Nosotros también somos hijos de un Rey, un Rey omnipotente: Dios.
Comportémonos como herederos de las promesas y pronto nuestros días se alargarán por toda la eternidad.
Tomado De: Lecturas Devocionales Para Menores 2022. “UN RAYITO DE LUZ PARA CADA DÍA” Por: «Gabriela Ruth Brizuela de Graf Ninayette Galleguidos Treviño Magaly Tuesta Viveros de Alaña Mirta de Samojluk Cinthya Samojluk de Graf» Colaboradores: Uriel Agustin & Karla González.