«Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve». Hebreos 11:1, RV95
LA FE EN CRISTO no es obra de la naturaleza, sino la obra de Dios en las mentes humanas, hecha en el alma mediante el Espíritu Santo, quien revela a Cristo, así como Cristo revela al Padre. La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Con su poder justificador y santificador está por encima de lo que el ser humano llama «ciencia». Es la ciencia de las realidades eternas. La ciencia humana a menudo es engañadora y descarriadora, pero esta ciencia celestial nunca descarría. Es tan sencilla que hasta un niño puede comprenderla. Sin embargo, los hombres más eruditos no pueden explicarla. Es inexplicable e inconmensurable, y está más allá de toda expresión humana.— Manuscrito 44, 1904, p. 2.
La aceptación de la expiación de Cristo es el fundamento de la verdadera fe. […] Aquellos que miren durante un tiempo suficiente en el espejo divino para ver y despreciar sus pecados, su desemejanza con el manso y humilde Jesús, tendrán fuerza para vencer. Todos los que realmente creen, confesaran y olvidarán sus pecados. Cooperarán con Cristo en la obra de controlar sus tendencias al mal, hereditarias y cultivadas, para que el pecado no tenga dominio sobre ellos. Mirando a Jesús, el autor y consumador de su fe, serán transformados a su semejanza. Crecerán hasta la plena estatura de hombres y mujeres en Jesús. […] Aquellos que realmente creen, que confiesan y olvidan sus pecados, llegarán a ser cada vez más semejantes a Cristo, hasta que en el cielo pueda decirse de ellos: «En Cristo, ustedes están completos» (Col. 2:10, PDT).— Carta 21, 1901, pp. 15, 16.
«Pidan, y se les dará» (Mat. 7:7, NVI) es la promesa. Nuestra parte consiste en confiar en la Palabra con fe inconmovible, creyendo que Dios hará conforme a su promesa. Que la fe se abra camino entre las sombras del enemigo. Cuando surja una duda, acerquémonos a Cristo y dejemos que el alma encuentre ánimo en la comunión con él. La redención que él ha comprado para nosotros es completa. La ofrenda que él hizo fue plena y sin restricción. El cielo tiene un acopio de ayuda que nunca falla para todo aquel que está en necesidad.— Carta 42, 1900, pp. 5, 6. #DevocionalVespertino #RadioJovenAdventista #MeditacionesDiarias
Devocional Vespertino Para 2022. «NUESTRA ELEVADA VOCACIÓN» Por: Elena G. de White Colaboradores: Rosalba Barbosa & Martha González.