«Así que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, no alimento sólido, porque todavía no podíais recibirlo». 1 Corintios 3: 1, 2, RV95
Puedo imaginar que si estás leyendo este libro devocional es porque eres un niño que ama a Dios y lo busca cada día. Quizá desde bebé tu mamá, papá, tía o abuelita te han enseñado muchas historias bíblicas, te enseñaron a orar, a cantar cantos cristianos y a repetir versículos de memoria. ¡Esto es una tremenda bendición y debes sentirte privilegiado!
Hasta ahora, toda la enseñanza espiritual que has recibido de tus padres, familiares o el colegio ha sido maravillosa. Sin embargo, es preciso que a tu edad comiences el proceso de buscar a Jesús por ti mismo. En el Nuevo Testamento, varios textos hablan de los bebés espirituales que toman solamente leche, ya que no están preparados para comer comida sólida. Pero al pasar el tiempo e ir creciendo, estos deben aprender a comer por sí solos y necesitan comida sólida, más nutritiva. También es necesario que los niños, al ir creciendo, dejen la leche espiritual de bebé y comiencen a alimentarse con comida que los haga más fuertes y sanos.
Estás creciendo muy rápido y vas creciendo no solo en tamaño, también en varios aspectos. El aspecto más importante para un niño cristiano es crecer espiritualmente. ¿Cómo te sentirías si a la hora del recreo todos tus compañeros sacan sus meriendas con sándwiches, frutas, yogur con cereales y tú solo tuvieras un biberón con tu leche? Quizás te esconderías a beber tu biberón por temor a que se burlen de ti. Aunque las burlas son un gran problema en el colegio, ¡habría otro problema mucho más grande! Te estarías perdiendo muchas cosas deliciosas, disfrutar al comer normalmente de acuerdo con tu edad, sentirte contento con lo que comes y poder compartir tu comida con algún compañero que no tenga.
Crecer espiritualmente significa leer tu Biblia sin que nadie tenga que decírtelo, y dedicar momentos de oración donde puedas conversar con Jesús reverentemente y le cuentes todo lo que hay en tu corazón. Al experimentar tu relación personal con Jesús, irás sintiéndote más cerca de él. Póstrate con reverencia ante él cada día, disfruta de ir creciendo espiritualmente y prepárate para compartir tu fe con los que no conocen a Jesús.
Tomado De: Lecturas Devocionales Para Menores 2022. “UN RAYITO DE LUZ PARA CADA DÍA” Por: «Gabriela Ruth Brizuela de Graf Ninayette Galleguidos Treviño Magaly Tuesta Viveros de Alaña Mirta de Samojluk Cinthya Samojluk de Graf» Colaboradores: Uriel Agustin & Karla González.