En todas las disposiciones del Señor, no hay nada más hermoso que su plan de dar a los hombres y mujeres una diversidad de dones. La iglesia es su jardín, adornado con una variedad de árboles, plantas y flores. Él no espera que el hisopo asuma las proporciones de un cedro, ni que el olivo alcance la altura de la palmera majestuosa.
Muchos han recibido solamente una educación religiosa e intelectual limitada, pero Dios tiene una obra para esta clase de personas, si ellas trabajan con humildad, confiando en él.—El Evangelismo, 77 (1902).
LOS CARACTERES SON TAN VARIADOS COMO LAS FLORES
De la interminable variedad de plantas y flores, podemos aprender una importante lección. Todas las flores no son las mismas en forma ni en color. Algunas poseen virtudes sanadoras. Otras tienen siempre fragancia. Hay cristianos profesos que piensan que es su deber hacer que todos los demás cristianos sean iguales a ellos mismos.
Este es el plan del hombre, no el plan de Dios. En la iglesia de Dios hay lugar para caracteres tan variados como las flores de un jardín. En su jardín espiritual hay muchas variedades de flores.—El Evangelismo, 77 (1902).
LAS FACULTADES DE LA MENTE Y DEL CUERPO SON DONES DE DIOS
Las exigencias de Dios deben estamparse en la conciencia. Hombres y mujeres han de despertar y sentir su obligación de dominarse a sí mismos, su necesidad de ser puros y libertados de todo apetito depravante y de todo hábito envilecedor. Tienen que reconocer que todas las facultades de su mente y de su cuerpo son dones de Dios y que deben conservarlas en la mejor condición posible para servirle.—El Ministerio de Curación, 92 (1905).
DIOS DESEA CARACTERES BIEN EQUILIBRADOS
Dios reprocha a los hombres porque los ama. Quiere que sean fuertes en la fortaleza divina, que tengan mentes bien equilibradas y caracteres simétricos. Entonces serán ejemplos para el rebaño de Dios, al que conducirán al cielo por precepto y ejemplo. Entonces edificarán un templo santo para Dios.—Mensajes Selectos 1:54 (1883).