«Purifícame con hisopo, y quedaré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve» (Salmo 51: 7).
«Vengan, pongamos las cosas en claro —dice el Señor—. ¿Son sus pecados como escarlata? ¡Quedarán blancos como la nieve! ¿Son rojos como la púrpura? ¡Quedarán como la lana! » (Isaías 1: 18).
«Tu fe te ha salvado —le dijo Jesús a la mujer—; vete en paz» (Lucas 7: 50).
«Quien vigila al viento, no siembra; quien contempla las nubes, no cosecha» (Eclesiastés 11: 4).
«Más valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo. Si caen, el uno levanta al otro. ¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante! Si dos se acuestan juntos, entrarán en calor; uno solo ¿cómo va a calentarse? Uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistir. ¡La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente!» (Eclesiastés 4: 9-12).
OTROS OJOS
«Ámate a ti mismo, acéptate a ti mismo, perdónate a ti mismo y sé bueno contigo mismo, porque sin ti el resto de nosotros quedamos sin una fuente de muchas cosas maravillosas». —Leo F. Buscaglia, conferencista y escritor motivador estadounidense del siglo XX.
«En contraste al sentido de pertenencia que sienten los niños, el sentido de pertenencia de los adultos jamás es algo natural, inocente o para tomar a la ligera. El sentido de pertenencia de los adultos tiene que escogerse, recibirse y renovarse. Es la obra de toda la vida». —John O’Donohue, filósofo irlandés del siglo XX.
«Cien personas religiosas agrupadas en una unidad organizada no constituyen una iglesia, así como once hombre muertos no conforman un equipo de fútbol. El primer requisito, en todos los casos, es que haya vida». —A. W. Tozer, pastor, escritor y editor protestante estadounidense del siglo XX
“El pecado te mantendrá alejado de la presencia de Dios o la presencia de Dios te mantendrá alejado del pecado”. —Autor desconocido.
APLÍCALA A TU VIDA
Eclesiastés 11: 4 nos dice que si estamos concentrados en otras cosas que pueden atemorizarnos o ponernos ansiosos, jamás haremos ninguna cosa útil. Esto también se aplica a nuestros errores del pasado. Si no somos capaces de perdonarnos a nosotros mismos, jamás tendremos la capacidad de seguir adelante y de ser las personas que Dios quiere que seamos.
Si nos rehusamos a perdonarnos a nosotros mismos, nuestras relaciones personales también se verán afectadas. Las relaciones humanas son importantes, y es la voluntad de Dios que tengamos relaciones felices y funcionales que llenen de satisfacción nuestra vida.
«Uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistir. ¡La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente!» (Eclesiastés 4: 12). ¿Por qué errores del pasado necesitas perdonarte? ¿De qué manera el acto de recibir este perdón puede ayudarnos a seguir adelante?
Lección de Escuela Sabática para Jóvenes.
4to. Trimestre 2021 “EL PODER SUPREMO”
Lección 12: «REPARACIÓN Y RESTAURACIÓN»
Colaboradores: Karla González & Uriel Agustin