Según el sitio de Internet de la Iglesia Evangélica Luterana de Estados Unidos dedicado al evangelismo por medio de la amistad, las encuestas indican que aproximadamente el noventa por ciento de los conversos aceptan la fe porque fueron invitados por un «pariente, amigo o vecino».
APLÍCALA A TU VIDA
Elena G. de White escribe: «Cuando Cristo ascendió a los cielos, la sensación de su presencia permaneció aún con los que le seguían. Era una presencia personal, llena de amor y de luz. Jesús, el Salvador, que había andado, conversado y orado con ellos, que había hablado a sus corazones palabras de esperanza y consuelo, fue arrebatado de ellos al cielo mientras les comunicaba aún un mensaje de paz, y los acentos de su voz: “He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28: 20) llegaban todavía a ellos, cuando una nube de ángeles lo recibió. Había ascendido al cielo en forma humana. Sabían que estaba delante del trono de Dios, como amigo y Salvador suyo todavía; que sus simpatías no habían cambiado; que estaba aún identificado con la doliente humanidad. Estaba presentando delante de Dios los méritos de su propia sangre, estaba mostrándole sus manos y sus pies traspasados, como memoria del precio que había pagado por sus redimidos. Sabían que él había ascendido al cielo para prepararles lugar, y que vendría otra vez para llevarlos consigo» (El camino a Cristo, pp. 73, 74).
¿Gozas tú del sentido de la presencia personal de Cristo? Si es así, ¿de qué manera lo haces? De lo contrario, ¿por qué aún no lo has experimentado?
Lección de Escuela Sabática para Jóvenes.
4to. Trimestre 2021 “EL PODER SUPREMO”
Lección 13: « ¿SOÑADORES O TRANSFORMADORES?»
Colaboradores: Karla González & Uriel Agustin