«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, con todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones se reunirán delante de él, y él separará a unos de otros, como separa el pastor las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha, y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: “Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento; necesité ropa, y me vistieron; estuve enfermo, y me atendieron; estuve en la cárcel, y me visitaron”. Y le contestarán los justos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos como forastero y te dimos alojamiento, o necesitado de ropa y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te visitamos?” El Rey les responderá: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí”» (Mateo 25: 31-40). «Cuando llegó a Simón Pedro, este le dijo: “¿Y tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?” “Ahora no entiendes lo que estoy haciendo —le respondió Jesús—, pero lo entenderás más tarde”. “¡No! —protestó Pedro—. ¡Jamás me lavarás los pies!” “Si no te los lavo, no tendrás parte conmigo”. “Entonces, Señor, ¡no sólo los pies sino también las manos y la cabeza!” “El que ya se ha bañado no necesita lavarse más que los pies —le contestó Jesús—; pues ya todo su cuerpo está limpio. Y ustedes ya están limpios, aunque no todos”». «Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes». (Juan 13: 6-10, 13-15)
APLÍCALA A TU VIDA
Jesús dijo: «Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes» (Juan 13: 15). No siempre resulta fácil servir a otras personas. Algunas personas no quieren que las ayuden. Otras son tan difíciles de tratar, que hasta nos pone de malhumor el solo hecho de considerar la posibilidad de ayudarlas. Y también están las que siempre parecen estar necesitadas, y que, no importa cuánto hagamos por ellas, parecen estar siempre pidiendo más y más. ¿A qué tipo de personas se te hace más difícil servir, y por qué? ¿Cómo podemos llegar a ser capaces de brindar esta clase de servicio? ¿Dónde se halla la línea divisoria entre servir y permitir que otros se aprovechen de nosotros?
Lección de Escuela Sabática para Jóvenes.
4to. Trimestre 2021 “EL PODER SUPREMO”
Lección 04: « SERVICIO PLENO O SERVICIO AL YO»
Colaboradores: Karla González & Uriel Agustin