Se nos pide que seamos santos, y debemos evitar que causen la impresión de que consideramos de poca importancia si retenemos o no las características peculiares de nuestra fe. Sobre nosotros descansa la solemne obligación de adoptar una decisión más definida por la verdad y la justicia que la que hemos tenido en el pasado. La línea de demarcación entre los que guardan los mandamientos de Dios y entre los que no los guardan, debe manifestarse con inequívoca claridad. Debemos honrar a Dios a conciencia, y utilizar diligentemente cada medio para conservar nuestra alianza con él para que podamos recibir sus bendiciones —las bendiciones que son tan esenciales para un pueblo que ha de ser probado tan severamente …
Confiando en Dios debemos adelantar firmemente, debemos realizar su obra sin egoísmos, dependiendo humildemente de él, colocándonos nosotros mismos y nuestro presente y futuro bajo su sabia providencia, mantener el principio de nuestra confianza firme hasta el fin, recordando que no recibimos las bendiciones del cielo a causa de nuestra propia dignidad, sino por los méritos de Cristo, y nuestra aceptación, a través de la fe en él, de la abundante gracia de Dios (Nuestra elevada vocación, p. 346).
Los que aceptan la palabra de Cristo al pie de la letra, y entregan su alma a su custodia, y su vida para que él la ordene, hallarán paz y quietud. Ninguna cosa del mundo puede entristecerlos cuando Jesús los alegra con su presencia. En la perfecta aquiescencia hay descanso perfecto. El Señor dice: “Tú le guardarás en completa paz, cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti se ha confiado ”. Isaías 26: 3. Nuestra vida puede parecer enredada, pero al confiarnos al sabio Artífice Maestro, él desentrañará el modelo de vida y carácter que sea para su propia gloria. Y ese carácter que expresa la gloria -o carácter— de Cristo, será recibido en el Paraíso de Dios. Los miembros de una raza renovada andarán con él en vestiduras blancas porque son dignos (El Deseado de todas las gentes, págs. 298, 299).
La justicia es santidad, semejanza a Dios; y “Dios es amor”. 1 Juan 4:16. Es conformidad a la ley de Dios, “porque todos tus mandamientos son justicia” (Salmo 119: 172) y “el amor pues es el cumplimiento de la ley”. Romanos 13:10. La justicia es amor, y el amor es la luz y la vida de Dios. La justicia de Dios está personificada en Cristo. Al recibirlo, recibimos la justicia.
No se obtiene la justicia por conflictos penosos, ni por rudo trabajo, ni aun por dones o sacrificios; es concedida gratuitamente a toda alma que tiene hambre y sed de recibirla. “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad, y comed … sin dinero y sin precio ”. “Su justicia es de mí, dice Jehová”. “Este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, Justicia Nuestra”. Isaías 55: 1; 54:17; Jeremías 23: 6 (El discurso maestro de Jesucristo, pp.20, 21.
Notas de Ellen G. White para la Escuela Sabática 2021.
2nd Trimestre 2021 LA PROMESA «EL PACTO DEL DIOS ETERNO«
Lección 8: «“LA LEY Y EL PACTO”»
Colaboradores: Lorenia Beltran & Meri Ruiz