Si me amáis, guardad mis mandamientos. Juan 14:15.
“La ley no se proclamó … para beneficio exclusivo de los hebreos. Dios los honró haciéndolos guardianes y custodios de su ley pero habían de tenerla como un santo legado para todo el mundo. Los preceptos del Decálogo se adaptan a toda la humanidad, y se dieron para la instrucción y el gobierno de todos. Son diez preceptos, breves, abarcantes, y autorizados, que incluyen los deberes del hombre hacia Dios y hacia sus semejantes; y todos se basan en el principio fundamental del amor. ‘Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de todas tus fuerzas, y de todo tu entendimiento; y a tu prójimo como a ti mismo.’”—Historia de los Patriarcas y Profetas, 312.
“En los preceptos de su santa ley, Dios ha dado una perfecta norma de vida; y ha declarado que hasta el fin del tiempo esa ley, sin sufrir cambio en una sola jota o tilde, mantendrá sus demandas sobre los seres humanos. Cristo vino para magnificar la ley y hacerla honorable…. En su propia vida, Cristo dio un ejemplo de obediencia a la ley de Dios. En el sermón del monte mostró cómo sus requerimientos se extienden más allá de sus acciones externas, abarcando los pensamientos e intentos del corazón.”—Los Hechos de los Apóstoles, 362.
“La ley de Dios no es una santidad creada, sino una santidad revelada. Es un código de principios que expresan misericordia, bondad y amor. Presenta a la humanidad caída el carácter de Dios. Y establece claramente los deberes del hombre.”—The S.D.A. Bible Commentary 1:1104, 1105.
“Los diez mandamientos … son diez promesas que significan una garantía para nosotros si rendimos obediencia a la ley que rige el universo. ‘Si me amáis, guardad mis mandamientos.’”—The S.D.A. Bible Commentary 1:1105.
Devocional Vespertino Para 2021. «La Fe por la cual vivo» «SATANÁS Y LA GRAN REBELIÓN» Por: Elena G. de White Colaboradores: Martha González & Joaquín Maldonado