Es el propósito de Dios que se adiestren tanto las facultades físicas como las mentales; pero el carácter del ejercicio físico debe estar en completa armonía con las lecciones dadas por Cristo a sus discípulos. Esas lecciones deben ser ejemplificadas en la vida de los cristianos, para que en toda la educación y adiestramiento de maestros y estudiantes, los agentes celestiales no necesiten informar que son “amadores de los placeres”. Esto es lo que se registra ahora acerca de un gran número: “Amadores de los placeres, más bien que amadores de Dios”.2 Timoteo 3:4 (VM).
Así Satanás y sus ángeles están disponiendo sus trampas para las almas. Están obrando en las mentes de maestros y alumnos a fin de inducirlos a dedicarse a ejercicios y diversiones que llegan a ser intensamente absorbentes, y son de un carácter tal que fortalecen las pasiones inferiores y crean apetitos y pasiones que contrarrestarán la obra del Espíritu de Dios en los corazones humanos.
Todos los maestros de una escuela necesitan ejercicio, un cambio de ocupación. Dios ha indicado que éste debe ser un trabajo útil y práctico. Pero muchos se han apartado del plan de Dios para seguir invenciones humanas, con detrimento de la vida espiritual. Las diversiones están haciendo más para contrarrestar la obra del Espíritu Santo, que cualquier otra cosa, y el Señor es agraviado…
“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8). El está en el terreno de juegos, vigilando vuestras diversiones, cazando a toda alma que se halla desprevenida, sembrando su semilla en los corazones humanos, y tomando el control de las mentes humanas. Está presente en todo ejercicio del aula. Los alumnos que permiten que sus ánimos se exciten profundamente por los juegos, no están en la mejor condición para recibir la instrucción, el consejo, el reproche que es para ellos tan esencial.
El ejercicio físico fue ordenado por el Dios de la sabiduría. Deberían dedicarse algunas horas cada día a la educación útil en ramos de trabajo que ayudarán a los alumnos a aprender los deberes de la vida práctica, los que son esenciales para la vida de nuestros jóvenes.
A todos, en toda escuela y en toda otra institución, les es necesario, como lo era para Daniel, estar en tan íntima relación con la fuente de toda sabiduría, que puedan alcanzar la más alta norma en cada actividad. Daniel tenía presente el amor y el temor de Dios; y consciente de su responsabilidad ante Dios, alistó todas sus facultades para responder hasta donde le era posible al cuidado amante del gran Maestro. Los cuatro jóvenes hebreos no quisieron permitir que los motivos egoístas y el amor de las diversiones ocupasen los momentos áureos de la vida. Trabajaban con corazón voluntario y mente dispuesta. Esta norma no es más elevada de lo que puede alcanzar todo joven cristiano.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 215-217.