La semana es un ciclo de siete días que termina con el sábado. A diferencia del día, del año o del mes, la semana no es una medida natural de tiempo. Fue establecida divinamente. Primero porque Dios descansó durante el séptimo día, el sábado, al terminar la creación, y lo santificó. Después, mediante el milagro del maná y, finalmente, por el cuarto mandamiento que se encontraba en las tablas de piedra dada por el Señor en el Monte Sinaí, escritas por su propio dedo.
¿Sabías que, durante 40 años, la aparición del maná cada día, excepto el sábado, les indicó a los hebreos cómo era la semana? Cuándo dejó de caer maná, continuaron los servicios del Santuario, con sus ofrendas especiales de los sábados y el cambio de los panes de la proposición cada semana. Así contribuyeron a conservar su conteo de los días.
Lee más en la Biblia: Génesis 2:1-3; Éxodo 16:15-27; 20:8-11; Números 28:9,10.
Nosotros heredamos la semana bíblica de los judíos. Si bien a lo largo de los años los nombres de los días de la semana han cambiado, el sábado permaneció con su propio significado: ”séptimo y último día de la semana”. La Biblia dice: “Dichoso el hombre que sigue estos mandatos y los cumple con fidelidad, que respeta el sábado y no profana, que tiene buen cuidado de no hacer nada malo” (Isaías 56:2).
Desafío: Escribe aquí las actividades que te gusta realizar los días sábados.