Además de ser citado por Jesús mismo cuando Satanás lo tentó en el desierto, Deuteronomio 8 demuestra el carácter de Dios de una manera que rompe con muchas ideas preconcebidas que tenemos sobre Dios. Primeramente, el Señor está dirigiendo y conduciendo a Israel, a pesar de que se ha equivocado (vers. 2). A menudo pensamos que Dios nos abandona cuando hemos pecado, pero aquí vemos a Dios trabajando con su pueblo y ayudándolo a que conozca su propio corazón a través de las pruebas que estaba enfrentando. Dios nunca nos deja o nos rechaza, lo que él desea es un cambio de corazón, la humildad en lugar del orgullo, la relación en lugar del legalismo (vers. 3-5).
En segundo lugar, Dios es el dador tanto de la salud física como de la riqueza material; desea que nosotros estemos saludables, prósperos y felices (vers.10-18). Aunque vivimos en un mundo pecaminoso (lo cual implica que estar saludable, rico y feliz, no siempre es posible debido al gran conflicto), este es el deseo de Dios. Casi cada seguidor de Dios en la Biblia experimentó dificultades, privaciones y pruebas, pero esto no significa que Dios no estaba con ellos. Incluso Jesús, el único ser humano perfecto, no fue rico y experimentó mucho sufrimiento y una muerte prematura. Finalmente, Dios cumplirá sus deseos de bendecir a su pueblo por la eternidad en el cielo, pero debemos anticiparlo aquí, en todas las bendiciones que Dios nos da. Asombrosamente, incluso cuando nosotros mismos provocamos los peligros, Dios nos alimenta y protege (vers. 3-5). Esta imagen de la gracia y el perdón de Dios, que obra en nuestra débil y pecadora naturaleza, pinta una imagen muy diferente del Antiguo Testamento de lo que normalmente se considera.
En tercer lugar, Dios y su Palabra son vida. Olvidar a Dios es equivalente a la pérdida eterna. Dios desea que recordemos todo lo que él ha hecho por nosotros en el pasado. Deuteronomio 8 deja claro que el recuerdo de sus obras no es para su satisfacción (aunque él desea profundamente una relación con nosotros), sino para nuestro propio bien. Como el Señor es nuestro Padre, necesitamos la disciV, plina y la corrección de él. Dios quiere bendecirnos con buenas dádivas, pero cuando nos olvidamos de él, al final no puede hacernos el bien (vers. 16), el pacto se rompe (vers. 18-20), y el resultado final es la muerte.
Jesús ve el final desde el principio, y en última instancia quiere para nosotros que estemos en el cielo con él, así que está dispuesto a sacrificar nuestra felicio dad y comodidad en la tierra para llevarnos a él y al arrepentimiento. Cuando buscamos en la Biblia la voluntad de Dios, casi todos los pasajes tienen que ver con grandes hechos como la salvación, la paz y la alegría, no tanto con decisiones individuales. ¡Dios hará todo lo posible para cambiar nuestros corazones y así poder estar con nosotros por la eternidad!
Reflexiona de nuevo en Deuteronomio 8: 1-20 y trata de identificar a Jesús en el texto.
¿Qué te está diciendo a través de estos versículos?
¿En este capítulo, qué atributo de Dios te concede más esperanza cuando consideras tus propias pruebas y luchas?
¿En qué sentido puedes ver a Jesús en forma diferente o identificar algún rasgo nuevo de él?
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2021. 4to. trimestre 2021 INVERSO Lección 6 «¡NO LO OLVIDES!» Colaboradores: Israel Esparza & Mayra Cota