Para el alma humilde y creyente, la casa de Dios en la tierra es la puerta del cielo. El canto de alabanza, la oración, las palabras pronunciadas por los representantes de Cristo, son los agentes designados por Dios para preparar un pueblo para la iglesia celestial, para aquel culto más sublime, en el que no podrá entrar nada que corrompa.—Testimonios para la Iglesia 5:463, 464.
“Refuerza nuestras convicciones”
Nuestras convicciones necesitan ser reafirmadas diariamente mediante la oración humilde, sincera, y la lectura de la Palabra. Aun cuando cada uno de nosotros tenemos una individualidad, aun cuando cada uno debemos sostener nuestras convicciones firmemente, estas deben ser sostenidas de acuerdo a la verdad de Dios y con la fortaleza que él nos imparte. Si así no lo hacemos, nos serán arrebatados.—Testimonies for the Church 6:401.