Mirad a Jesús con sencillez y fe. Contemplad al Salvador hasta que vuestro espíritu desfallezca bajo el exceso de luz. Oramos y creemos solo a medias. “Pedid, y se os dará”. Lucas 11:9. Orad, creed, fortaleceos unos a otros. Orad como nunca habéis orado, para que el Señor ponga su mano sobre vosotros, y seáis habilitados para comprender la longitud, la anchura, la profundidad y la altura del amor de Cristo, que sobrepuja todo entendimiento, y estéis henchidos de la plenitud de Dios. Testimonios para la Iglesia 7:204.
Ore, sí, ore como nunca antes, para que no sea engañado por las artimañas de Satanás, para que no se entregue a una actitud descuidada y vana, y para que no asista a las reuniones religiosas solo para calmar su propia conciencia.—Testimonios para la Iglesia 2:131.
“Orad en todo tiempo”, es decir, estad siempre en el espíritu de oración, y entonces estaréis listos para la venida de vuestro Señor.— Testimonios para la Iglesia 5:217.
Hay ahora necesidad de mucha oración. Cristo ordena: “Orad sin cesar”; esto es, mantened la mente elevada a Dios, la fuente de todo poder y eficiencia.—Testimonios para los Ministros, 520.
″La actividad no sustituye a la oración″
Al aumentar la actividad, si los hombres tienen éxito en ejecutar algún trabajo para Dios, hay peligro de que confíen en los planes y métodos humanos. Tienden a orar menos y a tener menos fe. Como los discípulos, corremos el riesgo de perder de vista cuánto dependemos de Dios y tratar de hacer de nuestra actividad un salvador. Necesitamos mirar constantemente a Jesús comprendiendo que es su poder lo que realiza la obra. Aunque hemos de trabajar fervorosamente para la salvación de los perdidos, también debemos tomar tiempo para la meditación, la oración y el estudio de la Palabra de Dios. Es únicamente la obra realizada con mucha oración y santificada por el mérito de Cristo, la que al fin habrá resultado eficaz para el bien.—El Deseado de Todas las Gentes, 329.