En su prefacio y definición del nuevo pacto, Jesús comparte los anhelos más profundos de su corazón de que toda persona del planeta viva con él para siempre. Él puede visualizar un día en que todos los habitantes de la tierra, «desde el más pequeño hasta el más grande» (Heb. 8: 11), lo conocerán (esto forma parte de su tercera promesa del nuevo pacto y de su revelación sobre sí mismo). Jesús visualiza un momento en que sabremos más de él que acerca de él; en que tendremos un conocimiento experiencial de él, no un conocimiento teórico de lo que él hizo y dijo en su vida terrenal como si se tratara de aprobar un examen basado en lo que nos han contado en clases o en la iglesia.
Realmente lo conoceremos…
…Al saber cuánto nos ama, que se goza cuando somos felices y que le duele profundamente cuando no lo somos.
…Al confiar en que él siempre está listo para socorrernos, incluso cuando no podemos reconocer su presencia.
…Al considerarlo como alguien con quien podemos compartir nuestras ideas, sentimientos, frustraciones, desalientos, alegrías, y todo lo que pensamos y sentimos. Al creer que él se preocupa, y que desea participar en todo aspecto de nuestras vidas.
…Al desear que esté presente en nuestro centro laboral, en nuestras relaciones.
…Al querer que él nos acompañe en todo, y que acompañe a aquellos con quienes nos relacionamos.
…Al saber que es nuestro mejor amigo; al irnos a la cama y al despertarnos pensando en él.
Cuando lo conozcamos en profundidad, desearemos compartirlo con personas que también lo aman, intercambiando nuestras experiencias con Jesús, nuestras percepciones respecto a quién es basadas en el estudio de la Biblia, en los (/) escritos de Elena G. de White y en otros recursos espirituales; también nos gustará conversar con nuestros amigos sobre las preguntas que tengamos respecto a él. Todo esto significa conocer a Jesús a un nivel tan profundo que una de u, nuestras mayores alegrías sea compartirlo con nuestras amistades que aún no lo conocen, o que lo conocen pero en una forma que no les proporciona gozo, esperanza ni un propósito en la vida.
Jesús anhela el día en que todos lo conozcan a ese nivel, «desde el más pequeño de ellos hasta el más grande», desde el huérfano sin hogar que busca en o la basura algo de comida, hasta el perdido corredor de bolsa que cena suntuosamente todos los días y jamás dona un centavo a obras de caridad. Las promesas del nuevo pacto de Jesús aseguran que quien no se resista a la atracción continua del Espíritu Santo en su corazón será llevado a Jesús a través del arrepentimiento y la fe, será reconciliado con Dios, perdonado de sus pecados y santificado al ser grabada su ley en sus corazones, para que «obedezca a la fe» (Rom. 1: 5, NVI). Él no quiere que nadie se quede fuera de la posibilidad y la esperanza que se nos ofrece en su nuevo pacto.
Reflexiona de nuevo en Hebreos 8: 7-12, intentando identificar la presencia de Jesús.
¿Cómo puedes «reconocer» a Jesús en el contexto del nuevo pacto?
¿Ves ahora a Jesús de manera igual o de manera diferente?
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2021. 2do. trimestre 2021 “Descifrando los Pactos” Lección 2 «LAS DEFINICIONES DEL NUEVO PACTO» Colaboradores: Israel Esparza & Misael Morillo