Mientras estamos procurando refrescar nuestro ánimo y vigorizar nuestro cuerpo, Dios requiere de nosotros que empleemos todas nuestras facultades en todo momento con el mejor propósito. Podemos y debemos dirigir nuestras recreaciones de tal manera que nos dejen en mejores condiciones para desempeñar con éxito los deberes que nos incumben, y que se acreciente el beneficio de nuestra influencia sobre aquellos con quienes tratamos. Podemos volver de esas ocasiones a nuestros hogares con mejor ánimo, refrigerados físicamente y preparados para reanudar nuestro trabajo con más esperanza y valor…
Estamos aquí para beneficiar a la humanidad y a la sociedad; pero si permitimos que nuestra mente vaya por el cauce bajo por el cual muchos que buscan solamente la vanidad y la insensatez dejan correr las suyas, ¿cómo podremos beneficiar a nuestra especie y a nuestra generación? ¿Cómo podemos ser una bendición para la sociedad que nos rodea?…