¿Alguna vez has hecho algo malo y creado una estrategia en tu mente para cambiar el efecto de tu mal comportamiento y así meterte en el menor problema posible? ¿Fue efectiva tu estrategia? ¿Pudiste engañar a alguien para que te permitiera proseguir con tu mal comportamiento? ¿Pudiste evitar meterte en problemas?
Podemos ser capaces de engañar a alguien para que piense mejor de nosotros de lo que merecemos, pero es imposible engañar a Dios. De acuerdo a Pablo, la ley de Dios es completamente efectiva en señalar nuestros pecados. Su ley silencia todas nuestras excusas y demuestra que toda persona es culpable ante Dios (ver Rom. 3: 19). Debido a la universalidad de la culpa humana, nadie puede justificarse a la vista de Dios por las obras de la ley (ver Rom. 3: 20, 28). La ley no puede resolver el problema del pecado; lo mejor que la ley puede hacer es señalarnos el problema del pecado (3: 20). Ya que nosotros tratamos de esconder, negar o excusar nuestro pecado, exponerlo es una función necesaria y esencial de la ley de Dios que continúa hasta este día.
Nuestra justificación por la fe en Jesús aparte de las obras de la ley favorece para desvanecer nuestro orgullo y evitar la jactancia de superioridad moral y étnica (ver Rom. 3: 27-28). Al reconocer nuestras fallas y nuestra incapacidad de salvarnos a nosotros mismos por las obras de la ley, somos más capaces de tener compasión por las faltas de los demás.
A veces nos sentimos tentados a ver una diferencia radical entre la comprensión que presenta Pablo de la ley y la que presenta el Antiguo Testamento. Pero esto es un error De acuerdo a Pablo, su propio entendimiento de la ley es coherente con la comprensión de la ley del Antiguo Testamento («la Ley y los Profetas», Rom. 3: 21). Tanto Pablo como la Ley y los Profetas (el Antiguo Testamento) enseñan que no podemos salvarnos por nuestras obras y que la salvación procede de Jesús, aparte de nuestra obediencia a la ley (ver Rom. 3: 21-22). De hecho, la manera como Pablo entiende la salvación por fe establece la veracidad de la ley de Dios (3: 31). En toda la Carta a los Romanos, Pablo se esfuerza por mostrar que todas sus enseñanzas son consistentes con la enseñanza del Antiguo Testamento. Lo hace al citar pasajes e historias del Antiguo Testamento.
Otra de las razones de Pablo para afirmar que la salvación no puede ser por la ley es que limitaría su alcance solamente a los judíos, pues solo a ellos les fue dada la ley (ver Rom. 3: 28-29). Ya que Dios es Dios de todo el mundo, y todos necesitan salvación del problema universal del pecado, el plan de salvación debe ser lo suficientemente grande para incluir a todos. Tener fe en Jesús es universalmente accesible a todas las personas.
Después que hayas repasado el texto que has copiado y resaltado:
¿Qué puntos de vista en especial parecen destacar tus notas generales?
¿Qué aspectos de la visión del mundo de Satanás desde el Edén, deben ser eliminados de tu mentalidad?
¿Qué preguntas te surgen después de haber estudiado dicho pasaje?
¿Cuáles son las partes del pasaje que te parecen más difíciles?
¿Cómo te ha silenciado la ley de Dios cuando presentas excusas por tus faltas morales? ¿Cuándo ocurrió y cuáles fueron las circunstancias?
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2021.
1er trimestre 2021 “Carta a los ROMANOS”
Lección 3: «EL REGALO DE LA GRACIA DE DIOS«
Colaboradores: Israel Esparza & Misael Morillo