En el momento preciso, todo lo hizo hermoso; puso además en la mente humana la idea de lo infinito, aun cuando el hombre no alcanza a comprender en toda su amplitud lo que Dios ha hecho y lo que hará. Eclesiastés 3:11
UNA DE LAS FRASES MÁS CÉLEBRES de Shakespeare dice: Tan a tiempo llega el que va demasiado deprisa como el que se retrasa demasiado. Esta referencia me lleva a pensar en la declaración del sabio Salomón: En este mundo todo tiene su hora; hay un momento para todo cuanto ocurre (Ecl. 3:l), después de lo cual describe el quehacer humano a través del tiempo y de la vida.
Hoy, 2 de enero, estamos en el amanecer de un año nuevo. Vivir es un privilegio y el tiempo es la herramienta de la que disponemos para disfrutar de ese privilegio o, por el contrario, para desperdiciarlo. Los segundos, los minutos, las horas, los días, las semanas y los años llegarán y se irán inexorablemente; es imposible retenerlos, revivirlos, ahorrarlos o guardarlos. Lo único que marca la diferencia es el uso que hagamos de ellos.
El tiempo es semejante a un tranvía sin paradas: solo podremos viajar en él si somos perseverantes, emprendedoras, oportunas y eficaces; y, sobre todo, si tenemos una visión. Son muchos los que se quedan varados en los fracasos y las vicisitudes propias de la existencia; sin embargo, tomadas de la mano de Dios podemos correr y, a pesar del cansancio, tener alas como de águilas (ver Isa. 40:31). Tal es la promesa de Dios y él la cumplirá en nosotras si confiamos con humildad en su dirección.
En este año que comienza, recuerda.
Sé tú misma, pero que ese tú misma sea lo mejor de ti.
Aprovecha al máximo cada hora, cada día y la etapa de la vida en la que estás.
Busca lo bello en las cosas sencillas y serás feliz.
Dondequiera que vayas, marca la diferencia en favor del bien y la integridad.
Ama a los tuyos, pero más con hechos que con palabras.
Agradece lo que otras personas hacen por ti.
Toma decisiones sabias, para lo cual es imperioso consultar a Dios.
Recuerda que Dios te ayudará en todo lo que emprendas.
Ora, ora y ora en todo tiempo, lugar y circunstancia.