Un día, mientras Moisés cuidaba sus rebaños, vio un arbusto que estaba ardiendo, pero no se quemaba. A él le pareció extraño y se acercó para verlo mejor. Entonces, oyó la voz de Dios diciéndole que debía quitarse las sandalias porque ese lugar era santo.
La presencia de Dios hacía santo el lugar. En aquel tiempo, la gente se quitaba el calzado en señal de respeto.
¿Y yo?
Tú puedes mostrar respeto a Dios cuando te portas bien en la iglesia, te quedas en silencio durante el sermón o cuando participas en el estudio de la Biblia.
Mi oración para hoy
Señor Jesús, yo quiero mostrar respeto por las cosas de Dios y adorarte de esta manera.
En la Biblia leemos:
«No te acerques. Y descálzate, porque el lugar donde estás es sagrado» (Éxodo 3: 5).