La vocación o el trabajo tienen que ver con la “capacidad de hacer” en la vida. Incluso los que tienen trabajos más intelectuales terminan de alguna manera haciendo trabajo físico de algún tipo, aunque eso signifique simplemente
presionar las teclas de la computadora.
¿Qué nos enseñan los siguientes textos sobre el trabajo, usando las “manos” como símbolo?
Dios nos ha dado “la obra de [nuestras] manos” para que podamos encontrar satisfacción y gozo (ver Prov. 10:4; 12:14). En psicología, la “autoeficacia” describe la creencia de que cada persona tiene la capacidad de lograr algo significativo en la vida. La autoeficacia no aumenta al repetir: “¡Creo que puedo! ¡Creo que puedo!” Lo único que realmente aumenta la autoeficacia es hacer algo. Si bien “la obra de [nuestras] manos” es una bendición de Dios para nosotros (ver Sal. 90:17) y nos permite vivir una vida significativa, el plan supremo de Dios es que “la obra de [nuestras] manos” sea una bendición para los demás. Pablo escribe que debemos trabajar, haciendo algo útil con nuestras manos, para que podamos tener algo que compartir con los demás. Pablo seguramente puso en práctica ese principio: “Ustedes mismos saben bien que estas manos se han ocupado de mis propias necesidades y de las de mis compañeros. Con mi ejemplo les he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: ‘Hay más dicha en dar que en recibir’ ” (Hech. 20:34, 35, NVI). Deberíamos hacer nuestra la sencilla oración de Nehemías: “Ahora, pues, oh Dios, fortalece tú mis manos” (Neh. 6:9).
¿Cuál es tu actitud hacia tu trabajo? ¿De qué maneras podrías usar tu trabajo con el fin de ser de mayor bendición para los demás?
Lección de Escuela Sabática Para Adultos 2020. 4to. trimestre 2020 “LA EDUCACIÓN” Lección 11 «EL CRISTIANO Y EL TRABAJO« Colaboradores: Eunice Castañón & Guadalupe Cortez