«¡Ah, Señor mi Dios! Tú, con tu gran fuerza y tu brazo poderoso,
has hecho los cielos y la tierra. Para ti no hay nada imposible.
Muestras tu fiel amor a multitud de generaciones, pero también
castigas a los hijos por la iniquidad de sus antepasados.
¿oh Dios grande y fuerte, tu nombre es el Señor Todopoderoso!
Tus proyectos son grandiosos, y magníficas tus obras. Tus ojos
observan todo lo que hace la humanidad para dar
a cada uno lo que merece, según su conducta
y los frutos de sus acciones».
Jeremías 32: 17-19, NVI
CUANDO SALIÓ DE LAS MANOS del Creador, la tierra era sumamente hermosa superficie presentaba una gran diversidad, con montañas, colinas y llanuras, entrelazadas con magníficos ríos y bellos lagos. Pero montes y colinas no eran abruptos y escarpados, ni abundaban en ellos desniveles aterradores, ni abismos espantosos como ocurre ahora. Las agudas y ásperas cúspides del rocoso armazón de la tierra estaban sepultadas bajo un suelo fértil, que producía por todas partes una frondosa y verde vegetación. No había pestilentes pantanos ni desiertos estériles. Impresionantes arbustos y delicadas flores deleitaban la vista por dondequiera. Las alturas estaban coronadas con árboles aun más imponentes que los que existen ahora. El aire, libre de impurezas, era completamente saludable. [..]
Una vez creada la tierra con su abundante vida vegetal y animal, fue introducido en el escenario el hombre, corona de la creación para el que la hermosa tierra había sido preparada. […] Aquí (Gén. 1-2) se expone con claridad el origen de la caza humana; y el relato divino está tan claramente narrado que no da pie a conclusiones erróneas. […]
Aquel que colocó los mundos estrellados en las alturas y colores con delicada maestría las flores del campo, el que llenó la tierra y los cielos con las maravillas de poder, cuando quiso coronar su gloriosa obra, colocando a alguien para regir la hermosa tierra, supo crear un ser digno de las manos que le dieron vida. […] Aunque Adán fue formado del polvo, era «hijo de Dios» (Luc. 3: 38)— Patriarcas y profetas, cap. 2,pp. 23-24
Devocional Vespertino Para 2020. «Conocer al Dios Verdadero» «PARA FAMILIARIZARNOS CON LAS OBRAS DE DIOS» Por: Elena G. de White Colaboradores: Pilita Mariscal & Martha Gonzalez