LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 3:19; Deuteronomio 16:15; Éxodo 25:10–30:38; Gálatas 5:22–26; Eclesiastés 9:10; 1 Corintios 10:31.
PARA MEMORIZAR: “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Cor. 15:58).
E l trabajo fue idea de Dios. En el mundo ideal antes del pecado, Dios les dio a Adán y a Eva la tarea de cuidar el Jardín del Edén (Gén. 2:15). Al igual que su Creador, a cuya imagen fueron creados, debían dedicarse a un trabajo creativo y al servicio amoroso. Es decir, incluso en un mundo no caído, un mundo sin pecado, muerte ni sufrimiento, debían trabajar. En este “ínterin” (después del mundo ideal y antes del prometido), se nos invita a ver el trabajo como una de las bendiciones de Dios. Entre los judíos, a cada niño se le enseñaba un oficio; de hecho, se decía que un padre que no le enseñaba un oficio a su hijo educaba a un criminal. Mientras tanto, Jesús, el Hijo de Dios, pasó muchos años haciendo la voluntad de su Padre en un trabajo honesto como un hábil artesano, tal vez, proveyendo a la gente de Nazaret los muebles y los implementos agrícolas necesarios (Mar. 6:3). Esto también formó parte del adiestramiento con el fin de prepararlo para el ministerio que tendría por delante. Esta semana analizaremos el tema del trabajo y su papel en la educación cristiana
Lección de Escuela Sabática Para Adultos 2020. 4to. trimestre 2020 “LA EDUCACIÓN” Lección 11 «EL CRISTIANO Y EL TRABAJO« Colaboradores: Eunice Castañón & Guadalupe Cortez