«NO HAY MAYOR HONOR QUE SER EL INSTRUMENTO EN LAS MANOS DE DIOS PARA GUIAR A UNA PERSONA A SALIR DEL REINO DE SATANÁS Y ENTRAR A LA GLORIOSA LUZ DEL CIELO». DWIGHT L. MOODY
«Yo, Señor, te invoco cada día, y hacia ti extiendo las manos» (Sal. 88:9).
Poco después de su conversión, Dwight L. Moody decidió que no permitiría que pasara un solo día sin hablar de Jesús con al menos una persona. Con esa actitud, tal vez no te sorprenda que haya llegado a ser un evangelista famoso a nivel mundial
A medida que su vida se volvía más ajetreada, a veces se olvidaba de su resolución. Una noche, en Chicago, el pastor volvía caminando a su casa ya muy tarde. cuando se dio cuenta de que ese día no había hablado con ninguna persona invitándola a aceptar a Cristo. Al pasar por una de las calles. vio a un hombre parado bajo una farola, Se acercó al desconocido y le preguntó:
-¿Eres cristiano?
El hombre reconoció a Moody y respondió:
-No le incumbe a usted si yo soy cristiano o no. Si no fuera usted un predicador, lo golpearía en el estómago por su impertinencia.
El pastor Moody dijo un par de palabras más y siguió su camino.
Pasaron algunas semanas. Una noche, el pastor Moody estaba acostado cuando oyó unos tremendos golpes en su puerta. Saltó de la cama y corrió a abrir. Se preguntaba si la casa se estaba incendiando. Pero no; se trataba de un hombre angustiado.
-Señor Moody, no he tenido una sola buena noche de descanso desde aquella en la que me habló bajo la farola -dijo el desconocido-, Dígame qué tengo que hacer para ser salvo.
El pastor Moody lo invitó a entrar y compartió con él la historia del evangelio. Si hicieras una cosa para Jesús cada día, ¿cuál sería? Puedes comprometerte a leer la Biblia todos los días, Puedes comprometerte a orar por un amigo o un familiar todos los días. O puedes planificar hacer algo bueno por otra persona. Comprométete con Dios para que una partecita de cada día esté dedicada a responder al llamado del evangelio. Kim