«También la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Siendo uno de nuestros órganos, contamina todo el cuerpo y, encendida por el infierno, prende a su vez fuego a todo el curso de la vida» (Sant. 3:6).
Era un día lluvioso de invierno y yo iba cruzando el parque de la ciudad. Noté que un joven llevaba un perro con correa, y que se acercaban en dirección a donde yo estaba. El perro era un terrier blanco con patas cortas, y una cabeza abultada y asimétrica. Puf, qué perro más feo, pensé.
Odio admitir esto, pero a veces, cuando pienso algo, también lo digo en voz alta al mismo tiempo. Esta fue una de esas ocasiones. Para esto no tengo otra explicación más que decir que pensé que mi comentario era una observación amistosa. Algo así como: «Sí que hemos tenido un clima bastante frío últimamente, ¿no?». O sea, ¿a quién le importa si su perro es feo o no? No era que el perro estuviese tratando de obtener una cita para la fiesta de graduación, ¿verdad?
El joven pestañeó. Creo que si le hubiera tirado un balde de papas por la cabeza no se habría sorprendido tanto. Balbuceó un insulto, tiró de la correa y se alejó rápidamente.
Esto ocurrió hace muchos años, y todavía me siento mal por haberle arruinado el día al joven con mi comentario grosero. Pero, aquí viene lo peor: Quizá les haya arruinado el día a varias personas. Los investigadores han descubierto que la grosería es contagiosa, como una enfermedad. Si tratas groseramente a Gerson, eso aumenta las probabilidades de que Gerson trate a Sara de manera poco civilizada. Así que es muy probable que el joven con el que me encontré en el parque le haya hecho un comentario poco cortés a la siguiente persona que vio. Quizás criticó el peinado de su novia o se burló de la manera en que un amigo pronunciaba «prever»
Es extraño pensar que nuestras palabras pueden infectar a otros como el virus de la gripe. Quizá deberíamos mantener nuestra boca limpia de la misma en que nos lavamos las manos para que los virus no se diseminen.
No importa si tu perro es feo; pero, si tus palabras son feas, eso puede afectar a muchas personas.