«También vosotros ahora tenéis tristeza, pero os volveré a ver y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo» (Juan 16: 22).
EI desánimo y la depresión aparecen expresados en multitud de textos bíblicos y como estado de ánimo que afecta a ciertos personajes bíblicos, muchos de ellos bondadosos. También nos toca en nuestros días sufrir los síntomas de la depresión en algún momento o lugar. Pero hemos de expresar que Jesús de Nazaret es la solución definitiva al problema del desánimo, la tristeza y la depresión.
Jesús nació con las «nuevas de gran gozo» que anunciaron los ángeles en Belén. En su vida y ministerio Jesús extendió su gozo a todos los que encontró en su camino, especialmente a quienes más lo necesitaban. Jesús impartió gozo al leproso que se arrodilló frente a él y le pidió sanidad. Jesús curó milagrosamente al criado del centurión y llevó gozo a esa casa. Jesús repartió gozo aquel sábado en Capernaúm restableciendo a la suegra de Pedro y a infinidad de enfermos. Jesús revistió de gozo a aquel paralítico en camilla que recibió el perdón y la salud total. Jesús comunicó gozo dándoles vista a esos dos ciegos que, sentados junto al camino, imploraban compasión. Jesús transmitió gozo a aquel hombre con la mano tullida que se encontró un sábado en la sinagoga. Jesús llenó de gozo el hogar de aquella cananea que le rogó sanara a su hija endemoniada. Jesús convirtió la gran comida de los cuatro mil en una ocasión feliz. Jesús llenó de gozo la vida de aquel muchacho endemoniado a quien los discípulos no pudieron sanar… y una larga lista de actos de gozo que si se escribieran todos «niaun en el mundocabrían los librosque sehabrían de escribir» (Juan 21:25).
Las reservas del gozo de Jesús no se agotaron en su tiempo. Ese mismo gozo está hoy disponible para ti y para mí. Él sigue interesado en que gocemos de su compañía y de sus bendiciones. Es cierto que a veces el enemigo se interpondrá y habremos de sufrir, pero Jesús nos invita a levantar la mirada con la certeza de aunque estemos tristes, nuestra tristeza se convertirá en gozo (Juan 16: 20) y de que cuando él vuelva, se gozará nuestro corazón y será el día cuando nadie ni nada nos arrebatará nuestro gozo (vers. 22).
Ya sea de cara al presente o de cara al futuro, el Señor nos ofrece promesas seguras de alegría, gozo y felicidad: «Élllenaráaúntu boca de risas, y tuslabios de júbi1o>> (Job 8: 21).
Tomado de: Lecturas Devocionales para Adultos 2020
«Buena Medicina es el Corazón Alegre»
Por: Julián Melgosa – Laura Fidanza.
Colaboradores: Ricardo Vela & Paty Solares