MENTALIDAD DE ESCLAVOS
«Por tres cosas tiembla la tierra, y por una cuarta no se puede sostener: Por el esclavo cuando llega a ser rey, por el necio cuando se sacia de pan, por la mujer odiada cuando se casa, y por la sierva cuando suplanta a su señora» (Proverbios 30:21-23, NBLH).
Los asistentes esperaban con gran interés la aparición del ponente. El auditorio estaba prácticamente lleno. Yo me encontraba en las primeras filas del recinto, así que podía observar muy bien lo que sucedia. De pronto, el carismático líder hizo su aparición acompañado de un reconocido periodista. Ahí estaba Mijaíl Gorbachov, quien permitió la llegada de la democracia a un país que había vivido setenta años de comunismo. Los aplausos no se hicieron esperar. Yo estaba tan cerca que podía seguir el vaivén de sus pupilas y observar su semblante con nitidez.
Su presentación fue propia de un personaje histórico. Pero creo que lo mejor llegó a la hora de hacer preguntas. La primera que le lanzaron fue un verdadero cañonazo: «Señor Gorbachov, ¿qué le diría a una juventud que ha perdido la fe en sus políticos?» ¡Vaya pregunta! El silencio se apoderó del auditorio. Todos queríamos escuchar la respuesta. El hombre guardó silencio, agachó la cabeza un momento y sonrió. Entonces, con voz firme, dijo: «Jóvenes, no le dejéis vuestro país a los inexpertos. Si vosotros no participáis en la construcción política de vuestro país, entonces los inexpertos tomarán las riendas y las cosas serán muchos peores». Las palabras del líder ruso me dieron vueltas en la cabeza durante varios días. Él trataba de decir que no podemos conformarnos con los malos liderazgos, que debemos participar en la construcción de mejores opciones para conducir a la sociedad.
El poder revela el carácter del ser humano. De ahí que Benjamín Disraeli dijera: «Si quieres conocer a un hombre, dale autoridad». Y es cierto que mucha gente no sabe emplearlo de la mejor manera, especialmente quienes viven con grandes resentimientos hacia aquellos que alguna vez los gobernaron, de modo que al llegar al poder pretender «vengarse» de los demás mostrando una prepotencia poco común e insoportable. Se gozan, entonces, en humillar a quienes ahora está bajo su dominio.
Vivir bajo la autoridad de una persona con mentalidad de esclavo es un verdadero suplicio. Por eso es importante aprender a perdonar y a no guardar rencores, para que cuando llegue el momento de ejercer autoridad no canalicemos a través de ella una lamentable mentalidad de esclavos.
Pide hoy a Dios que libere tu mente de odios y resentimientos. Eso te convertirá en un buen líder algún día.
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Tomado de: Lecturas Devocionales para Jóvenes 2020
«Una Nueva Versión de Ti»
Por: Alejandro Medina Villarreal
Colaboradores: Israel Esparza & Ulice Rodriguez
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