Una noche, Jesús les dijo a sus discípulos que necesitaba ir al otro lado del lago. Mientras lo atravesaban, Jesús se acostó en la parte de atrás de la barca y se durmió. De repente, se levantó una gran tempestad y un fuerte viento. Las olas eran tan altas que casi hacían volcar la embarcación. Entonces, los discípulos despertaron a Jesús, diciéndole:
-¡Señor, nos vamos a morir! ¿No te importa?
Jesús se levantó y le dio una orden al viento y a la tempestad:
-¡Quédense quietos!
Y todo se calmó. Después, Jesús les preguntó:
-¿Por qué estaban tan asustados? ¿Acaso no tienen fe?
¿Y yo?
Así como Jesús salvó a los discípulos también quiere salvarnos a nosotros. Él nos pide que confiemos siempre en él.
Mi oración para hoy
Muchas gracias, Señor, por tu protección y tu cariño.
En la Biblia leemos:
«¿Quién será este, que da órdenes al viento y al agua, y lo obedecen?» (Lucas 8: 25).