«La cordura del hombre aplaca su furor, y un honor le es pasar por alto la ofensa» (Proverbios 19: I l).
PERDÓN
Ofender es el acto a través del cual se humilla, insulta, daña o maltrata a otra persona. Una ofensa puede referirse a un delito, una humillación, un daño o maltrato. Algunos ofenden a sus semejantes mientras que otros ofenden a Dios. Muchos ofenden con sus palabras y otros con sus actitudes o comportamiento. El apóstol Santiago recalca en su epístola que <<todos ofendemos muchas veces» (Santiago 3: 2). Es decir, cada uno de nosotros es blanco o generador de una multiplicidad y variedad de ofensas. Por lo tanto, ante tal magnitud de contrariedades es bueno que cada uno de nosotros adquiera el hábito de perdonar con prontitud. A pesar de ello, muchas personas muestran una hipersensibilidad para captar las ofensas y sentirse, posteriormente, agraviadas.
Pasaba el rey David por Bahurim, una aldea cercana a Jerusalén vecina al monte de los Olivos, cuando un familiar de Saúl, llamado Simei, salió vociferando: «fuera, fuera, hombre sanguinario y perverso!>> (2 Samuel 16:7). Entonces Abisai, uno de los principales oficiales del ejército de David, dijo al rey: «¿Por qué maldice este perro muerto a mi señor, el rey? Te ruego que me dejes pasar, y le cortaré la cabeza>> (vers. 9). Sin embargo, el rey no utilizó su poder para eliminarlo, sino que tomó sus injurias como motivo de reflexión y asunto para dejar en las manos de Dios (vers. IO- 12).
Otro general, Hyon Yong-chol, ministro de Defensa norcoreano, quedó dormido durante un desfile militar. Se dice que este hecho, interpretado como «falta de respeto» por el dictador Kim Jong Un, le costó la vida al ministro. Has notado que una ofensa puede ser grave o no, de acuerdo a la interpretación de los hechos? ¿Puedes advertir que la recepción de la injuria tiene un componente que depende del ofendido? En los casos recién expuestos, cada uno de los mandatarios era libre para decidir si consideraba el hecho como una ofensa o no; y más allá de ello, era libre para decidir lo que haría posteriormente con ello.
El versículo de hoy refiere que la prudencia del ofendido puede disminuir el enojo, asimismo, que pasar por alto la ofensa es un honor. Es cierto que hay heridas profundas, difíciles de pasar por alto. Aun así, es posible dejar el asunto en las manos de Dios y confiar que, a pesar de la magnitud del daño, sigue siendo honorable perdonar.
Tomado de: Lecturas Devocionales para Adultos 2020 «Buena Medicina es el Corazón Alegre» Por: Julián Melgosa – Laura Fidanza.
Colaboradores: Ricardo Vela & Esther Jiménez