«Así que ni el que planta es algo ni el que riega, sino Dios que da el crecimiento. Y el que planta y el que riega son una misma cosa, aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor, porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo, como perito arquitecto, puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica». 1 Corintios 3: 7-10
ÉL NOS UTILIZARÁ, A USTED, a mí y a todo ser humano que se inicie en su servicio, si nos sometemos a su dirección. Cada cual ha de mantenerse en su atalaya, atendiendo cuidadosamente lo que el Espíritu le indique, recordando que todas sus palabras y actos dejan huella, no solo sobre su propio carácter, sino sobre el de las personas con quienes nos relacionamos. […]
A diario Dios trabaja sobre su edificio, golpe tras golpe, perfeccionando la estructura para que se convierta en un templo sagrado. El ser humano ha de cooperar con Dios. Cada obrero ha de convertirse justamente en lo que Dios ha propuesto que sea, edificando su vida con obras puras y nobles, para que al fin su carácter sea una estructura simétrica, un templo hermoso, estimado por Dios y por los hombres. El edificio no ha de tener ningún defecto, porque es del Señor. Cada piedra ha de estar perfectamente colocada, para que pueda resistir toda la presión que se le aplique. Tanto a usted como a todos los demás servidores de la causa, Dios les advierte: «Tengan cuidado de cómo construyen, para que su edificio pueda resistir la prueba de la tormenta y la tempestad, por estar fundado en la Roca eterna».— Testimonios para la iglesia, t. 8, pp. 184-185.
A todos se nos ha asignado una tarea, para la cual hemos sido capacitados según las aptitudes de cada uno; tarea que hará que el nombre de Dios sea honrado y que proporcione los mayores beneficios tanto a nosotros mismos como a nuestros semejantes. De modo que nuestro trabajo o vocación forma parte del gran plan de Dios. Así que, mientras llevemos a cabo la tarea de acuerdo con su divina voluntad, el Señor mismo se responsabilizará de los resultados.— La educación, cap. 15, p. 123.
Devocional Vespertino Para 2020. «Conocer al Dios Verdadero» «PARA FAMILIARIZARNOS CON EL SERVICIO A DIOS» Por: Elena G. de White Colaboradores: Pilita Mariscal & Martha Gonzalez