Se necesitan ahora hombres de acción y valor, como Daniel. En el mundo se necesita hoy un corazón puro y una mano fuerte, intrépida. Dios propuso que el hombre mejorase constantemente, que diariamente alcanzase un punto más alto en la escala de la excelencia. El nos ayudará si tratamos de ayudarnos a nosotros mismos. Nuestra esperanza de felicidad en dos mundos depende de nuestro progreso en uno. En todo momento deberíamos estar en guardia contra la primera aproximación a la intemperancia.
Queridos jóvenes, Dios os pide que hagáis una obra que por su gracia, podéis hacer. “Que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro racional culto”.3 Destacaos en la condición de hombres y mujeres que Dios os ha dado. Mostrad una pureza de gustos, de apetitos, de hábitos que sean comparables con los de Daniel. Dios os recompensará con nervios tranquilos, con un cerebro despejado, con un criterio inalterado, con percepción penetrante. Los jóvenes de hoy, cuyos principios sean fieles e inconmovibles, serán bendecidos con salud de cuerpo, mente y alma (Youth’s Instructor, julio 9, 1903). Romanos 12:1.