“A MENOS QUE EL CRISTIANISMO SEA TOTALMENTE FALSO, LA IMAGEN QUE TENEMOS DE NOSOTROS MISMOS EN LOS MOMENTOS EN QUE SENTIMOS VERGÜENZA HA DE CONSIDERARSE LA ÚNICA VERDADERA». C. S. LEWIS
«Ahora, hijitos, permanezcan unidos a Cristo, para que tengamos confianza cuando él aparezca y no sintamos vergüenza delante de él cuando venga»(l Juan 2:28, DHH).
Tengo mil millones de neuronas. Mi pregunta es: ¿Qué hacen todo el día estas neuronas? Ciertamente no se dedican a recordar dónde dejé mi teléfono celular.
Generalmente, nuestra memoria es poco confiable. Y creo que sé por qué: porque a nuestro cerebro no le importa recordar cosas; lo que más le importa es evitar el sentimiento de culpa.
Digamos que, accidentalmente, pasas la cortadora de pasto sobre las petunias del jardín. De inmediato, todas tus neuronas se ponen en acción para encontrar la forma de culpar a tu mascota, a la cortadora de pasto o al presidente del país. Ocupadas como están esas neuronas en inventar alguna excusa, ¿cómo va a hacer ningún esfuerzo por recordar cómo sucedieron las cosas?
Sin embargo, cuando tienes que recordar algo, las neuronas se dispersan como si les estuvieras pidiendo que lavaran los platos. El cerebro quizá le pregunte a una de sus neuronas si podría recordar la contraseña de tu cuenta de correo electrónico. La neurona explica que le gustaría decir que sí, pero en ese momento está tratando de evitar que la culpen por algo que hiciste el día anterior.
El cerebro hace un trabajo fantástico a la hora de recordar cuándo hiciste algo vergonzoso. Se te cae una bandeja en el comedor, y es como si el cerebro esculpiera eso en granito. Así que la culpa y la vergüenza parecen ser los que hacen que el cerebro funcione mejor. La vergüenza probablemente sea la razón por la que nunca olvidamos nuestros pecados. Por otro lado, a los malvados siempre se los ha conocido como desvergonzados, así que ellos tienden a olvidar. ¿Por qué Dios los deja salirse con la suya tan fácilmente?
La doctrina del juicio nos ayuda a comprender esto. El juicio es el dispositivo de memoria divino para quienes andan por la vida echándoles la culpa a los demás en vez de admitir su propia vergüenza. Y para quienes tienen memoria y se han arrepentido de sus pecados desde un principio, llegará la hora en que Dios dirá: «¿Pecados? ¿Qué pecados? Parece que se me fueron de la mente». Kim