«Les aseguro que dieron todo lo que podían, y aun más de lo que podían. No lo hicieron por obligación, sino porque quisieron hacerlo, y hasta nos rogaron mucho que los dejáramos colaborar en esta ayuda al pueblo de Dios. Hicieron más de lo que esperábamos. Primero se entregaron a sí mismos al Señor, y después a nosotros. De este modo, hicieron lo que Dios esperaba de ellos. […] Todos saben que ustedes son buenos en todo: su confianza en Dios es firme, hablan mejor, saben más, tienen mucho entusiasmo para servir a los demás, y nos aman mucho. Ahora les toca ser los mejores, contribuyendo para esta bondadosa ayuda». 2 Corintios 8: 3-7, TLA
CASI TODOS LOS CREYENTES macedonios eran pobres en bienes de este mundo, pero sus corazones rebosaban de amor a Dios y a su verdad, y daban alegremente para el adelanto del evangelio. Cuando se hicieron colectas generales entre las iglesias gentiles para apoyar a los creyentes judíos, la generosidad de los conversos de Macedonia se presentaba como un ejemplo a las otras iglesias. Escribiendo a los creyentes corintios, el apóstol les llamó la atención a «la gracia que Dios les ha dado a las iglesias de Macedonia. En medio de las pruebas más difíciles, su desbordante alegría y su extrema pobreza abundaron en rica generosidad. […] Incluso hicieron más de lo que esperábamos» (2 Cor. 8: 1-5, NVI). […]
La excelente disposición de los creyentes macedonios para sacrificarse era resultado de su completa consagración. Movidos por el Espíritu de Dios, «a sí mismos se dieron primeramente al Señor» (2 Cor. 8: 5); entonces estaban dispuestos a dar generosamente de su dinero para el sostén del evangelio. No era necesario instarlos a dar; más bien, se regocijaban por el privilegio de privarse aun de lo necesario a fin de suplir las necesidades de los demás. Cuando el apóstol quiso contenerlos, le insistieron para que aceptara sus ofrendas. En su sencillez e integridad, y en su amor por los hermanos, se negaban gozosamente a sí mismos, y así abundaban en frutos de benevolencia. […]
La prosperidad espiritual está estrechamente vinculada con la generosidad cristiana. Los seguidores de Cristo deben regocijarse por el privilegio de revelar en sus vidas el amor de su Redentor.— Los hechos de los apóstoles, cap. 32. pp. 254-255.
Devocional Vespertino Para 2020. «Conocer al Dios Verdadero» «PARA FAMILIARIZARNOS CON LO QUE DIOS ESPERA DE NOSOTROS» Por: Elena G. de White Colaboradores: Pilita Mariscal & Martha Gonzalez