«En casa del sabio hay riquezas y perfumes, pero el necio gasta todo lo que tiene. El que busca ser recto y leal, encuentra vida y honor. El sabio ataca una ciudad bien defendida, y acaba con el poder en que ella confiaba. El que tiene cuidado de lo que dice, nunca se mete en aprietos». Proverbios 21: 20-23, DHH
EL MUNDO ESTÁ NECESITADO de la verdad salvadora que Dios ha confiado a su iglesia. El mundo perecerá a menos que llegue a conocer a Dios por medio de sus agentes escogidos.— Testimonios para los ministros, cap. 17, p. 413.
En la historia de José, y en la de Daniel y sus compañeros, vemos cómo la áurea cadena de la verdad puede vincular a la juventud con la soberanía de Dios. No podían ser tentados a apartarse de su integridad. Valoraron el favor de Dios por encima del favor y la alabanza de los grandes del mundo, y Dios los amó y protegió con su poderoso escudo. El Señor los honró delante de todo el mundo. […]
Aquellos jóvenes no se avergonzaban de desplegar el estandarte de la verdad en la propia corte imperial. En sus palabras, en sus hábitos, en sus prácticas, proclamaron su fe en el Todopoderoso. No se sometieron a ninguna ley terrenal que menoscabara el honor de Dios. Tenían poder del cielo para confesar su lealtad a Dios.
Todos deberíamos estar preparados para seguir el ejemplo de aquellos nobles jóvenes. Que jamás nos avergoncemos de su bandera. Enarbolémosla a la vista de todos los habitantes de la tierra y de los ángeles. No nos dejemos llevar ni por una falsa modestia ni por una falsa prudencia, que nos sugieran un curso de acción contrario a las divinas indicaciones. Por la elección de nuestras palabras y una conducta consecuente, por nuestra rectitud y consagración, hagamos una profesión eficaz de fe, decididos a que Cristo ocupe el trono en el templo de nuestro ser, y pongamos nuestros talentos sin reservas a los pies del Señor, para que sean utilizados en su servicio.—Mensajes para los jóvenes, secc. 1, pp. 20-21, adaptado.
Devocional Vespertino Para 2020. «Conocer al Dios Verdadero» «PARA FAMILIARIZARNOS CON LO QUE DIOS ESPERA DE NOSOTROS» Por: Elena G. de White Colaboradores: Pilita Mariscal & Martha Gonzalez