«La gracia de Dios se ha manifestado para salvación a toda la humanidad, y nos enseña que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, mientras aguardamos la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Él se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras». Tito 2: 11-14
LAS ACTIVIDADES SOCIALES, tal como se suelen llevar a cabo, son en realidad un obstáculo para un buen desarrollo intelectual y moral. Las amistades frívolas, las costumbres extravagantes, la permanente búsqueda de placeres y el libertinaje, a menudo nacen a consecuencia de esas actividades que fijan para siempre un determinado estilo de vida. En lugar de promover ese tipo de diversiones, los padres y los educadores pueden hacer mucho para proporcionar a los jóvenes recreaciones sanas.
En este asunto, lo mismo que en todo lo que concierne a nuestro bienestar, la Inspiración ha señalado el camino. En la antigüedad, la vida del pueblo que estaba bajo la dirección de Dios era sencilla. Vivían cerca del corazón de la naturaleza. Los hijos compartían el trabajo de los padres y reflexionaban contemplando las bellezas y los misterios de los tesoros de la naturaleza. En la quietud del campo y el bosque meditaban en las grandes verdades transmitidas como sagrado legado de generación en generación. Esa educación producía personas llenas de fortaleza.— La educación, cap. 23, p. 190.
La justicia es amor, y el amor es la luz y la vida de Dios. La justicia de Dios está personificada en Cristo. Al recibir al Salvador, recibimos la justicia. No se obtiene la justicia por conflictos penosos, ni por rudo trabajo, ni aun por dones o sacrificios; se le concede gratuitamente a todo aquel que tiene hambre y sed de recibirla. […] Así como necesitamos el pan cotidiano para sostener nuestras fuerzas físicas, también necesitamos a Cristo, el pan del cielo, para mantener la vida espiritual y para obtener energía con que servir a Dios.— El discurso maestro de Jesucristo, cap. 2, pp. 37-38.
Devocional Vespertino Para 2020. «Conocer al Dios Verdadero» «PARA FAMILIARIZARNOS CON LO QUE DIOS ESPERA DE NOSOTROS» Por: Elena G. de White Colaboradores: Pilita Mariscal & Martha Gonzalez