«Señor y Dios mío, Dios de mi salvación, líbrame de la muerte, y entre gritos de alegría te daré gracias por declararme inocente. Abre mis labios y te cantaré alabanzas. Yo con gusto te ofrecería animales para ser sacrificados, pero eso no es lo que quieres; eso no te complace. Para ti, la mejor ofrenda es la humildad . Tú, mi Dios, no desprecias a quien con sinceridad se humilla y se arrepiente». Salmo 51: 14-17, TLA
EL CAMINO QUE CONDUCE al cielo no es más suave hoy que en los días de nuestro Salvador. Hemos de abandonar todos nuestros pecados. Cada complacencia acariciada que estorba nuestra vida espiritual tiene que ser cortada. El ojo derecho o la mano derecha, si fueren causa de alguna ofensa, tendrán que ser sacrificados (Mat. 5: 29-30).
¿Estamos dispuestos a abandonar las amistades mundanas que hemos escogido? ¿Estamos dispuestos a sacrificar la aprobación de la gente? […] Toda amistad, no importa cuán limitada sea, ejerce cierta influencia sobre nosotros. La medida en que cedamos a dicha influencia estará determinada por el grado de intimidad, la constancia del roce, así como el afecto y la veneración hacia la persona con la cual nos relacionemos. De manera que por medio del conocimiento y la relación con Cristo, nuestro único ejemplo perfecto, podremos ser como él es.— Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 206.
El formalismo exterior no es capaz de purificarnos; ninguna ordenanza, administrada por los hombres más santos, puede tomar el lugar del bautismo del Espíritu Santo. Él hará esta obra en el corazón. […] El Espíritu de Cristo se manifestará en todos aquellos que han nacido de Dios. La disensión y la contienda no pueden surgir entre los que son controlados por su Espíritu. […]
Poco beneficio se obtiene de hablar de temas religiosos de manera casual, o de orar por bendiciones espirituales, cuando no hay verdadera hambre y sed espiritual y una fe viviente. La muchedumbre curiosa que se apiñaba en torno de Cristo no obtenía ningún poder vital de aquel encuentro; pero, cuando aquella pobre y sufrida mujer en su gran necesidad extendió su mano y tocó el borde del manto de Jesús, sintió el poder sanador. El suyo fue un toque de fe (Mar. 5: 24-34).— lbíd. , pp. 210-211.
Devocional Vespertino Para 2020. «Conocer al Dios Verdadero» «PARA FAMILIARIZARNOS CON LO QUE DIOS ESPERA DE NOSOTROS» Por: Elena G. de White Colaboradores: Pilita Mariscal & Martha Gonzalez