LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Efesios 2:1–10; 1 Juan 4:7–11; Marcos 5:1–20; Hebreos 10:19–22; Gálatas 2:20; 1 Corintios 1:30.
PARA MEMORIZAR: “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios” (1 Juan 5:13).
Como se indicó en una lección anterior, nada argumenta más elocuentemente en favor del poder del evangelio que una vida cambiada. La gente puede discutir tu teología; puede debatir sobre doctrinas; puede cuestionar tu comprensión de las Escrituras; pero rara vez cuestionará tu testimonio personal de lo que Jesús significa para ti y lo que ha hecho en tu vida. Testificar es compartir lo que sabemos acerca de Jesús. Es dejar que otros sepan lo que él significa para nosotros y lo que ha hecho por nosotros. Si nuestro testimonio consiste únicamente en tratar de probar que lo que creemos es correcto y que lo que otros creen es incorrecto, nos encontraremos con una fuerte oposición. Si nuestro testimonio sobre Jesús proviene de un corazón que ha sido transformado por su gracia, conquistado por su amor y asombrado por su verdad, los demás quedarán impresionados por la forma en que la verdad que creemos ha impactado nuestra vida. La verdad presentada en el contexto de una vida cambiada marca la diferencia.
Lección de Escuela Sabática Para Adultos 2020. 3er. trimestre 2020 “HACER AMIGOS PARA DIOS” Lección 11 «COMPARTIR LA HISTORIA DE JESÚS« Colaboradores: Eunice Castañón & Guadalupe Cortez