«Cánticos fueron para mí tus estatutos en la casa en donde fui extranjero. Me acordé en la noche de tu nombre, Jehová, y guardé tu ley. Estas bendiciones tuve porque guardé tus mandamientos». Salmo 119: 54-55
LOS MENSAJEROS DE Dios deben pasar mucho tiempo con él, si quieren tener éxito en el cumplimiento de la misión. Se cuenta lo siguiente sobre de una anciana del Lancashire que estaba escuchando las razones que sus vecinas daban para explicar el éxito de su pastor. Hablaban de sus talentos, de su modo de hablar, de sus modales. Pero ella dijo: «No; yo les voy a decir en qué consiste. El pastor pasa mucho tiempo con el Todopoderoso».
Cuando seamos tan consagrados como Elías y tengamos la fe que él tenía, Dios se nos revelará como entonces. Cuando elevemos súplicas como Jacob, volveremos a ver los resultados que se vieron entonces. Vendrá poder de Dios en respuesta a la oración de fe. La vida de Jesús fue una vida de confianza constante, sostenida por la comunión continua; por eso su servicio para el cielo fue sin fracaso ni vacilación. Asediado a diario por la tentación, sin cesar acosado por los dirigentes del pueblo, Cristo sabía que le era necesario fortalecer su humanidad por la oración. A fin de servimos a todos nosotros había de tener comunión con Dios, y obtener de él energía, perseverancia y constancia.
El Salvador amaba la soledad de la montaña para estar en comunión con su Padre. Durante el día trabajaba con ahínco para salvar a los seres humanos de la destrucción. Sanaba a los enfermos, consolaba a los que lloraban, devolvía la vida a los muertos, e infundía esperanza y gozo a los desanimados. Terminada su labor del día, se apartaba, noche tras noche, de la confusión de la ciudad, y se postraba ante su Padre en oración. Con frecuencia seguía elevando sus peticiones durante toda la noche; pero salía de aquellos momentos de comunión descansado y revitalizado, fortalecido para el deber y la prueba.— Obreros evangélicos, cap. 55, pp. 268-269.
El ser humano débil y pecaminoso tiene el privilegio de hablar a su Hacedor. Podemos pronunciar palabras que alcanzan el trono del Rey del universo. Podemos hablar con Jesús mientras andamos por el camino, y «porque está a mi diestra, no seré conmovido» (Sal. 16: 8).— lbíd. , p. 271.
Devocional Vespertino Para 2020. «Conocer al Dios Verdadero» «Para FAMILIARIZÁNDONOS CON LO ORDENADO POR DIOS» Por: Elena G. de White Colaboradores: Pilita Mariscal & Martha Gonzalez