«El Poder de Cristo, el Salvador crucificado para dar vida eterna, debe ser presentado al pueblo. Debemos demostrarle que el Antiguo Testamento es tan ciertamente el Evangelio en sombras y figuras, como el Nuevo Testamento lo es en su poder desarrollado. El Nuevo Testamento no presenta una religión nueva; el Antiguo Testamento no presenta una religión que haya de ser superada por el Nuevo. El Nuevo Testamento es tan solo el progreso y desarrollo del Antiguo. Abel creía en Cristo, y fue tan ciertamente salvado por su poder, como lo fueron Pedro y Pablo. Enoc fue representante de Cristo tan seguramente como el amado discípulo Juan. Enoc anduvo con Dios, y ya no fue hallado, porque Dios lo llevó consigo. A él fue confiado el mensaje de la segunda venida de Cristo. «De estos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares» (Judas 14). El mensaje predicado por Enoc, y su traslado al cielo, fue un argumento convincente para todos los que vivían en su tiempo; un argumento que Matusalén y Noé pudieron usar con poder para demostrar que los justos podían ser trasladados.
»EI Dios que anduvo con Enoc era nuestro Dios y Salvador Jesucristo. Era la luz del mundo como lo es ahora. Los que vivían entonces no estuvieron sin maestros que los instruyesen en la senda de la vida; porque Noé y Enoc eran cristianos. El Evangelio se da en preceptos en Levítico. Se requiere ahora obediencia implícita como entonces. ¡Cuán esencial es que comprendamos la importancia de esta palabra!
»Se hace la pregunta: ¿cuál es la causa de la escasez que hay en la iglesia? La respuesta es: Permitimos que nuestras mentes sean apartadas de la Palabra. Si la Palabra de Dios fuese ingerida como alimento del alma; si fuese tratada con respeto y deferencia, no habría necesidad de los muchos y repetidos testimonios que se dan. Las simples declaraciones de las Escrituras serían recibidas y obedecidas.
»Sus principios vitales son como las hojas del árbol de la vida para la sanidad de las naciones».— ELENA G. DE WHITE, Testimonios para la iglesia, t. 6, cap. 48, pp. 392-393
Después de haber analizado el pasaje de esta semana y de haber repasado el versículo destacado que has aprendido de memoria:
¿Qué aplicaciones personales te sientes motivado a realizar en tu vida?
¿Qué aplicaciones prácticas consideras que deberías implementar en tu escuela, tu lugar de trabajo, tu familia o tu iglesia?
¿Cómo aplicarías a tu vida el versículo que has memorizado?
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2020. 3er trimestre 2020 “Las Bases Del Discipulado” Lección 4: «EL PODER DEL DISCIPULADO: EL ESTUDIO DE LA BIBLIA« Colaboradores: Hidai Juarez S & Misael Morillo