Y cualquiera que de a uno de estos pequeños un vaso de agua fría solamente por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa. Mateo 10:42.
Dar un vaso de agua fría, compartir alimentos, sacrificar los bienes personales, como el tiempo o la integridad física en favor del prójimo y aun a costa del propio beneficio, pueden ser manifestaciones del servicio altruista. El Señor Jesús manifestó que un servicio tal sería recompensado. ¿De qué manera sería recompensado? ¿En qué puede consistir dicha recompensa? Algunos creen que se trata de la salvación, sin embargo, la redención del hombre es de tan alto precio, que sería imposible conseguirla con las propias buenas obras (Salmo 49:8) . Ya sabemos que la redención humana es provista como un regalo, hecho posible gracias al sacrificio de Cristo (Efesios 1:7). No obstante, existe una recompensa por el servicio altruista y la ciencia ha encontrado una posible explicación.
Interesados en las manifestaciones neurales del servicio altruista, un grupo de investigadores dirigido por el neurocientífico Jorge Moll, del Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos examinaron la actividad cerebral de diecinueve sujetos, mientras realizaban o se abstenían de realizar donaciones a diversas ONG. Para ello, asignaron una suma de dinero a cada participante, la que podían ocupar para realizar donaciones según su propia voluntad. Utilizando imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI, por sus siglas en inglés) para examinar el cerebro, notaron un intensa actividad en la corteza del lóbulo frontal, un área distintiva del ser humano involucrada en la toma de decisiones. Seguidamente, descubrieron que cuando los sujetos hacían donaciones, aumentaba la actividad cerebral del sistema mesolímbico. Por el contrario, si los sujetos retenían el dinero, la actividad de dicho sistema disminuía.
Cabe destacar que el sistema mesolímbico es considerado como el centro regulador de la motivación y el placer. Se activa habitualmente por una serie de estímulos gratificantes como la comida o el sexo, los cuales estimulan la secreción natural de ciertas sustancias químicas capaces de proporcionar un estado general de bienestar y satisfacción. Siendo que tales sustancias son segregadas también durante el servicio altruista, podríamos concluir que la generación de tales respuestas orgánicas placenteras podría significar un beneficio compensatorio.
Ciertamente el bienestar proporcionado por el servicio al prójimo y la dicha de brindar ayuda a quien se encuentra en necesidad constituyen una inmediata y valiosa recompensa. En este día, te animamos a satisfacer las necesidades de algún hermano cercano. Recuerda que «cualquiera que dé a uno de estos pequeños un vaso de agua fría solamente, por cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa».
Tomado de: Lecturas Devocionales para Adultos 2020 «Buena Medicina es el Corazón Alegre» Por: Julián Melgosa – Laura Fidanza.
Colaboradores: Ricardo Vela & Esther Jiménez