Hoy te invito a observar las nubes. A veces, tienen la forma de figuras que conoces. Una vez, Carolina vio una que parecía un osito blanco. De pronto, esa misma nube comenzó a oscurecer y parecía un osito gris. Y después, ¡sorpresa! ¡La nube comenzó a moverse! ¿Cómo podía suceder esto? ¡Ah! Carolina no lo podía ver, pero había sido un viento suave el que había hecho que la nube se moviera a otro lugar.
¿Y yo?
No puedes ver el viento, pero sabes que existe. Tampoco puedes ver a Dios o a los ángeles, pero ellos existen y están contigo.
Mi oración para hoy
Querido Dios, yo no te veo, pero te agradezco porque estás aquí y puedo sentirte cuidándome.
En la Biblia leemos:
«Pude ver todo lo hecho por Dios» (Eclesiastés 8: 17, NVI).