«Presten atención, que estoy por crear un cielo nuevo tierra nueva. No volverán a mencionarse las cosas pasadas, ni se traerán a la memoria» (Isa. 65:17).
“Unos obreros de la construcción habían hecho un descubrimiento espeluznante. Estaban cavando para colocar los cimientos de un nuevo pueblo griego de Fiskardo cuando hallaron antiguas tumbas
Aquellas tumbas de piedra databan de siglos antes de Cristo, y eran especialmente interesantes porque tenían más que huesos. Contenían joyas, jarros de vidrio, lámparas de aceite, monedas de cobre y hasta un candado de bronce. Parecía que estas personas querían que las enterraran con sus objetos preferidos.
Esto me hace pensar en las cosas con las que querría que me enterraran a mí. De niño, definitivamente habría sido con juguetes. Me pasaba el tiempo en la sección de juguetes de las tiendas, mirando pequeños aviones y los nuevos autitos Hot Wheels. A medida que fui creciendo, me fueron interesando juguetes más caros, como una bicicleta de carreras y un equipo de música estéreo.
Luego, mis juguetes se hicieron cada vez más costosos. Quería un auto. Después, quería una moto de agua. Quizás estés pensando que soy bastante superficial, pero mi vida puede resumirse como el paso veloz de un juguete al siguiente. Enfocaba mis deseos en el nuevo juguetito del mercado y olvidaba los viejos.
Vi una publicación en Facebook hoy que decía: «Acabo de comprar un juguete nuevo». ¡Y el hombre estaba hablando de un avión de medio millón de dollars (De paso, a la gente ya no le interesa ser enterrada con sus cosas preferidas. Después de todo, ser enterrado con un avión implicaría una excavación que nadie estaría dispuesto a hacer.)
Pero la principal razón por la que no debe importarnos con qué nos entierran tiene que ver con Jesús. Antes de la primera venida de Jesús, en muchas culturas la gente adinerada o importante solía llevarse sus «juguetes» con ellosa la tumba. Después de Jesús, la gente entendió que hay que contentarse con esperar la resurrección con las manos vacías. Nos hemos dado cuenta de que no tiene sentido llevar nuestros objetos predilectos a la tierra nueva. En comparación con lo que el cielo tiene para ofrecer, nuestros juguetes favoritos de hoy parecerán los juguetes que dejamos atrás hace mucho, mucho tiempo. Por eso, no te apegues a lo material; céntrate en lo que conduce a la salvación. Kim.