Se deja a las noventa y nueve en el desierto, y se inicia la búsqueda de aquella que se extravió. Cuando se la encuentra, el pastor la pone sobre sus hombros y regresa gozoso.
Y aún se requiere una mayor demostración de gozo. Se llama a los amigos y vecinos para que se regocijen con el pastor, «porque he hallado mi oveja que se había perdido». El haber hallado la oveja perdida constituye el motivo del regocijo: nadie se interesa más en el hecho de que se haya extraviado, porque el gozo de haberla encontrado de nuevo supera la pena de la pérdida y la preocupación, las perplejidades y los peligros que se afrontan al buscar a la oveja perdida y al traerla de nuevo a un lugar seguro. «Os digo, que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos, que no necesitan de arrepentimiento» Lucas 15:7 (Exaltad a Jesús, p. 200).
La moneda, aunque se encuentre entre el polvo y la basura, es siempre una pieza de plata. Su dueño la busca porque es de valor. Así toda alma, aunque degradada por el pecado, es considerada preciosa a la vista de Dios. Así como la moneda lleva la imagen e inscripción de las autoridades, también el hombre, al ser creado, llevaba la imagen y la inscripción de Dios, y aunque ahora está malograda y oscurecida por la influencia del pecado, quedan aun en cada alma los rastros de esa inscripción. Dios desea recobrar esa alma, y volver a escribir en ella su propia imagen en justicia y santidad.
La mujer de la parábola busca diligentemente su moneda perdida. Enciende el candil y barre la casa. Quita todo lo que pueda obstruir su búsqueda. Aunque solo ha perdido una dracma, no cesará en sus esfuerzos hasta encontrarla. Así también en la familia, si uno de los miembros se pierde para Dios, deben usarse todos los medios para rescatarlo (Palabras de vida del gran Maestro; pp. 152,153).
Al ser así obreros juntamente con Dios, el trabajo lleva, la estampa de lo dividido…
¡Con qué gozo contempla el cielo estas influencias combinadas! Todo el cielo observa esos agentes que son como la mano para llevar a cabo el propósito de Dios en la tierra, cumpliendo así la voluntad de Dios, en el Cielo. Tal cooperación realiza un trabajo que trae honor y gloria y majestad a Dios. ¡Oh, si todos amaran como Cristo amó, para que la gente que perece pueda ser salvada de la ruina, qué cambio se produciría en nuestro mundo!…
Jehová está en medio de ti, poderoso; él: salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos. Sofonías 3:12-17. ¡Qué cuadro es este! ¿Podemos captar su significado? (Testimonios para la iglesia, t: 6, pp. 455, 456).
Notas de Ellen G. White para la Escuela Sabática 2020.
3er. trimestre 2020 “HACER AMIGOS PARA DIOS”
Lección 1: «¿POR QUÉ TESTIFICAR?»
Colaboradores: Rosalyn Angulo & Esther Jiménez