Lección E. Sabática Universitarios 2020 Para el: 14 junio
«Tú no lo entiendes, mi iglesia es aburrida e irrelevante para mí. No sé por qué tengo que levantarme temprano los sábados para asistir a un lugar que no tiene ningún impacto en mi vida diaria. Es de mayor bendición para mí quedarme en casa viendo cosas que sí me interesan, o con mis amigos». Para algunos, en la era de las redes sociales, sentarse pasivamente en un servicio religioso de una o dos horas de duración puede ser doloroso. Tal vez, el sermón les parezca aburrido, el orden de la adoración les resulte un ritual vacío y la música sea para ellos una experiencia repetitiva y adormecedora. El evangelista D. L. Moody afirmó que «la asistencia a la iglesia es tan vital para un discípulo de Cristo como una transfusión de sangre lo es para una persona enferma». ¿Qué tiene de vital la asistencia a la iglesia?¿Qué dice la Biblia al respecto?
1. Jesucristo es el Señor y la cabeza de la iglesia
La persona por quien necesitamos ser calibrados es Jesucristo. Él es el Señor de toda la creación, del cielo, de la tierra y de la iglesia. Con demasiada frecuencia, vamos a la iglesia por nuestros padres, por la comunidad, por el pastor, para reunirnos con nuestro futuro cónyuge o para pasar un rato con nuestros amigos; sin embargo, la persona más importante a la que deben dirigirse nuestros afectos espirituales es al Hijo de Dios. Es a él a quien las Escrituras dirigen y atribuyen toda la adoración.
El último versículo del libro de los Salmos dice: «¡Que todo lo que respira alabe al Señor! ¡Aleluya!» (Sal. 150: 6). Romanos 12: 1-2 afirma: «Les ruego por la misericordia de Dios que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Este es el verdadero culto que deben ofrecer. No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto». Además, 1 Corintios 10: 31 enfatiza: «Si, pues, coméis o bebéis o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios» (RV95). Aunque alabar, servir y glorificar podemos realizarlo a solas, el énfasis es en Dios, no en las necesidades y preferencias del adorador. Frecuentemente, en un servicio de adoración convencional, la petición para asistir a la iglesia se convierte en algo así como un comercial. Las iglesias tratan de vender sus programas, de satisfacer las «necesidades» de los miembros y de adaptarse a las preferencias culturales, pero ninguno de estos elementos los encontramos en las Escrituras.
Cuando asistimos a la iglesia: ¿juzgamos el sermón y al predicador? ¿Esperamos que la congregación se active mientras nosotros nos sentamos pasivamente? ¿Nos apresuramos a «calificar» a la iglesia, sus servicios, y a las personas? ¿O esperamos al avance del Espíritu Santo, a que la Palabra de Dios hable a la conciencia, a un encuentro con Dios a través de las humildes agencias humanas, o a que nuestras almas se entreguen al Creador?
La iglesia no es simplemente una organización o una comunidad humana. Es el cuerpo viviente al que se refirió Cristo cuando dijo: «Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no la dominarán» (Mat. 16: 18). En otras palabras, Cristo está a cargo de este grupo de personas, entonces debe ser diferente a cualquier otra institución social. Efesios 3: 10-11 continúa diciendo que la iglesia es el escenario en que se desarrollan los temas fundamentales del universo y la soberanía de Dios. iCuán elevado es el concepto bíblico de iglesia!
2. La iglesia es el cuerpo de Jesucristo
No solo necesitamos una calibración espiritual vertical con Dios, sino también una calibración espiritual horizontal con nuestros hermanos creyentes. Hebreos 10: 24-25 dice: «Considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca» (RV95). Aunque ciertamente nos tienta la posibilidad de tener una experiencia monástica con Dios, a solas y sin salir de la casa, la conexión semanal con otras personas nos previene del extremismo y el aislamiento, y nos ayuda a cimentar una fe más sólida y viable.
Los seres humanos necesitamos el ánimo, la responsabilidad, la capacitación y la inspiración que recibimos del contacto con otras personas. «Como algunos tienen por costumbre» denota que evitar reunirse no es una tendencia nueva, sino que existe desde tiempos ancestrales; sin embargo, las Escrituras nos animan a reunirnos más. El pasaje «Cuando veis que aquel día se acerca» enfatiza los beneficios de reunirse al acercarse la Segunda Venida de Jesús.
Regresa al texto que has copiado o parafraseado. Analízalo directamente y reflexiona sobre su contenido con el máximo detenimiento.
¿A qué parece apuntar lo que marcaste y relacionaste?
Del pasaje clave, selecciona un versículo para memorizarlo.
Escríbelo varias veces con el fin de que te sea más fácil recordarlo.
¿Qué otros principios horizontales de las reuniones de la iglesia se encuentran en Efesios 4: 11-16?
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Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2020.
1er trimestre 2020 “Cómo descubrir el proposito de Dios para tu vida”
Lección 12: «¿A QUÉ IGLESIA IRÉ?«
Colaboradores: Hidai Juarez S & Misael Morillo
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