El vecino encontró a Iván y le dio una bolsita de deliciosos duraznos para que compartiera con su familia. Sin embargo, el decidió comérselos todos antes de entrar en la casa. Después enterró los huesos en el patio, para que nadie se enterara de lo que había hecho.
– ¡Qué extraño! ¿Qué plantitas son estas?
-se preguntaba el padre, unos meses después. Iván se puso colorado y terminó contando lo que había sucedido aquel día.
¿Y yo?
No vale la pena tratar de ocultar nuestros errores, porque lo más probable es que, tarde o temprano, sean descubiertos.
Mi oración para hoy
Señor, ayúdame a ser generoso y a decir siempre la verdad.
En la Biblia leemos:
«Procuramos hacer lo bueno, no solo delante del Señor sino también delante de los hombres» (2 Corintios 8: 21).