«Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso,- ¿quién lo conocerá? ¡Yo, Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras!». Jeremías 17: 9-10
LA FALSA PIEDAD y la falsa santificación siguen haciendo su obra de engaño. Bajo diversas formas dejan ver el mismo espíritu que caracterizaba a ambas en los días de Lutero, pues apartan a las mentes de las Escrituras e inducen a la gente a seguir sus propios sentimientos e impresiones en vez de rendir obediencia a la ley de Dios. Este es uno de los más eficaces ardides de Satanás para desprestigiar la pureza y la verdad.—El conflicto de los siglos, cap. 10, p. 176.
Quien contemple a Cristo en su abnegación y en su humildad de corazón, no podrá menos que decir como Daniel: «Las fuerzas me abandonaron» (Dan. 10: 8, NVI). El espíritu de independencia y autosuficiencia de que nos vanagloriamos se revela en su verdadera vileza, como marca de nuestra sujeción a Satanás. La naturaleza humana pugna siempre por expresarse; está siempre presta a la conflictividad. En cambio, el que aprende de Cristo renuncia al yo, al orgullo, al amor por la supremacía, y demuestra sensatez. El ego se somete a la voluntad del Espíritu Santo. No ansiaremos entonces ocupar el puesto más elevado. No pretenderemos destacamos ni abrimos paso a toda costa, sino que sentiremos que nuestra más elevada posición se halla a los pies de nuestro Salvador. Miraremos a Jesús, aguardaremos que su mano nos guíe y escucharemos su voz que nos dirige. […]
Es el amor a uno mismo lo que destruye nuestra paz. Mientras predomine nuestro ego, estaremos siempre dispuestos a protegerlo contra los insultos y la mortificación; pero cuando hayamos muerto al yo y nuestra vida esté escondida con Cristo en Dios, no tomaremos a pecho los desprecios ni los desaires.— El discurso maestro de Jesucristo, cap. 2, pp. 32-34.
Devocional Vespertino Para 2020. «Conocer al Dios Verdadero» «Para Familiarizarnos con el juicio de Dios» Por: Elena G. de White Colaboradores: Pilita Mariscal & Martha Gonzalez