«La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego» (Prov. 15:1).
John Joseph Merlin inventó los patines de ruedas allá por 1760. Él pensó (que era una idea fantástica. ¡Era como un patín sobre hielo pero para lugares cerrados! De hecho, los primeros patines de ruedas se parecían a los de hielo, solo que la cuchilla era reemplazaba por una hilera de rueditas de metal. (¡Así que no era necesario un estanque congelado para usarlos!)
Él decidió presentar su invención al mundo con un toque de drama. Se disfrazó de trovador de la Edad Media y, tocando un violín, hizo una entrada espectacular en una elegante fiesta de disfraces. Deslumbró a los invitados al deslizarse con gracia por la pista de baile.
Entonces, descubrió algo que todos aprenden cuando comienzan a patinar. puede ser difícil detenerse. Mientras sus admiradores miraban, John perdió el control y terminó chocando de cabeza contra un espejo. Rompió el espejo y también su costoso violín.
¿Se hizo rico John Joseph Merlin con su nuevo invento? Bueno, cualquier posibilidad de éxito que podrían haber tenido los nuevos patines se echó a perder junto con el espejo. Luego de su accidente, la gente quedó preocupada por la seguridad de aquellos patines.
Pasaron casi cien años y un día se presentó un nuevo modelo de patines de cuatro ruedas en los Estados Unidos, más fáciles de controlar.
El invento arrasó en todo el país. Cuando el Chicago Coliseum abrió una pista de patinaje en 1902, más de siete mil personas asistieron en la noche inaugural.
El fracaso de Joseph a la hora de presentar los patines muestra cuánto valora la gente la seguridad. Queremos juguetes seguros y automóviles seguros. Hasta queremos amigos seguros. Queremos estar con personas en las que posamos confiar que no dirán palabras duras o hirientes.
Si quieres rodearte de gente, sé cuidadoso y habla con bondad. Basta una palabra airada para que la gente salga patinando en dirección contraria. Kim