Oh Dios, ¡pon en mí un corazón limpio!, ¡dame un espíritu nuevo y fiel!. Salmo 51:10
—La historia de David es muy hermosa —dijo el papá—, y quedó escrita con sus buenas y malas acciones para nuestra enseñanza. David ganó muchas batallas con la ayuda de Dios, y su reino se hizo fuerte; sus enemigos lo respetaban porque se daban cuenta de que Dios estaba con Israel. David se sentía seguro, estaba viviendo la mejor época de su vida. Un día, cuando se encontraba paseando por el palacio, vio a una mujer muy hermosa que se estaba bañando. Preguntó quién era y pidió que la llevaran ante su presencia. Aunque ella estaba casada, él no la respetó. Más adelante dio la orden de poner a su esposo en el frente de batalla, con la intensión de que muriera, y así fue. Como Urías murió en la batalla, David pensó que así nadie descubriría lo que había pasado entre él y la esposa de Urías. David quiso esconder su pecado, pero no hay nada que podamos esconder de Dios. El profeta Natán, por orden de Dios, fue a reprender a David. La sabiduría con la que le habló tocó el corazón del rey, que reconoció su pecado y pidió perdón. Fue en ese tiempo cuando escribió el Salmo 51. Su pecado fue grande y también su arrepentimiento. Dios lo perdonó.
—Tantas cosas lindas que hizo David —comentó Susana—, ¡qué lástima que cometió ese pecado!
—Todos podemos cometer pecado, por eso debemos pedir cada día a Dios que nos ayude a obedecer su Palabra. Algunos hijos de David cometieron graves pecados, pero él no los corrigió porque no había dado buen ejemplo. Dios nos perdona, pero tenemos que sufrir las consecuencias de nuestros actos —terminó de hablar el papá.
Tu oración: Querido Dios, ayúdame a no codiciar lo que no me pertenece y estar contento con lo que tengo.
¿Sabias que ….. Urías el heteo, el esposo de Betsabé, era uno de los soldados más valientes de David?
Tomado De: Lecturas Devocionales Para Menores 2020.
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Por: Noemí Gil Gálvez Colaboradores: Carlita Mariscal & Adriana Jiménez.